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La Noche de Los Muñecos-aumentado (cuento En Poesía)

¡Blancos patitos lindos!
¡Blancos patos de algodón!
Quien pudiera haber vivido
en vuestro pequeño rincón.

Que proteste el sufrido
Pato Donald tan gruñón,
el que ha sobrevivido
dando siempre un empellón.

Jaimito, Jorgito y Juanito
a su pariente ricachón,
el llamado Tío Gilito,
le han comido su lechón.

Pato Donald, enfadado,
está con ellos resentido,
se encuentra malhumorado
mientras Daisy hace cocido.

Despierta ya, Cenicienta,
le avisa la Bella Durmiente.
¡Estate ya muy atenta
que se acerca el Valiente!

Es el Príncipe soñado
acudiendo a la llamada
pues ya está avisado
que vive su enamorada.

El soldadito de plomo
desfila de lado a lado
y, por su grande aplomo,
Blancanieves ha despertado.

Por una ventana abierta
Peter Pan se ha metido
y ya está bien despierta
la Wendy que le ha creído.

Campanita está dispuesta
a servir de despertador
y, cual siempre, predispuesta
sus alas son resplandor.

Duerme como un lirón
Goofy junto a Garbancito
y Mickey, el buen ratón,
se levanta despacito.

Ríe Mudito el enano
y toma aceite de ricino.
Dixie y Pixie, de la mano,
van en busca de tocino.

Ya se siente muy humano
el lobo de Caperucita
que le da comida en la mano
mientras un verso recita.

¡De nuevo la letanía
de reproches al curioso!
Dicen que es fantasía
lo que cuenta el mentiroso.

¡Alicia, pequeña Alicia,
no seas dura con Pinocho!
Él lo hace sin malicia
pues no distingue entre 7 u 8.

Grillito le recomienda
que nunca deje de soñar
y Pinocho se encomienda
aprendiendo a razonar.

El conejito muy blanco
quiere encender un pitillo
y se ha ido al estanco
allá junto al mercadillo.

La estanquera es la abuela
que busca ganar el sustento
para criar a Caperucita
y que no le falte alimento.

Pluto ya está jugando
con una pelota de lana
y a la vez se está duchando
dentro de la palangana.

Pocahontas está contenta
porque Bambi le ha contado
que ya no está a la venta
ni su casa ni el ganado.

Por eso toda la indiada
despierta para celebrarlo
y declaran anunciada
una fiesta en Mobtecarlo.

Los vaqueros del duro Oeste
la tregua han confirmado
y ni siquiera una peste
va a cambiar lo firmado.

El Séptimo de Caballería
está desfilando, marciales,
y aunque Garfio se les ría
no le importan sus modales.

El pirata se ha vuelto loco
porque no existe un botín
y se calla poco a poco
pues se acabó su festín.

La Luna está alumbrando
el rostro de Pulgarcito
que se lo pasa jugando
con un pequeño trencito.

Gretel da de comer
a una muñeca de trapo
y Hansel empieza a ver
a la bruja del harapo.

¡Ya viene la bruja Grimilda!
Y todos, bien asustados,
hacen rápida su huída
al cajón muy bien guardados.

Los patitos, en la algarada,
a Donald le han enfadado,
pues a la cama acolchada
una pata le han cortado.

¡Blancos patitos lindos!
¡Blancos patos de algodón!
Quien pudiera haber vivido
en vuestro pequeño rincón.

Que proteste el sufrido
Pato Donald tan gruñón,
el que ha sobrevivido
dando siempre un empellón.
Diesel20 de octubre de 2016

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