Tras la carne vestida, una boca muda
de corazón en los labios del silencio
entre los brazos de la sombra ronda.
Y la verdad de su cuerpo era el mundo.
Y la verdad de su alma era el aire.
Y la verdad de su espíritu era el verso.
Tras la carne vestida, una formación humana
de imagen propia en el tiempo desmayada
entre la conciencia despierta del espejo.
Y la memoria circula los jazmines.
Y la memoria se filtra en las magnolias.
Y la memoria del jardín se hace efímera.
Tras la carne vestida, una humedad de vida
en el umbral despliega sus aromas
entre la quietud del lugar silente.
Y del misterio de su boca es lo humano,
Y del misterio de sus labios es la caricia.
Y del misterio de sus ojos es la fe.