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Maldita Condena

Acabo de entrar y ya lo vuelvo a sentir todo, pensaba que se me había pasado, que no volvería a sentirme así pero ahora veo que estaba equivocada. Miento, mi subconsciente estaba totalmente seguro, solo que no me quería dar cuenta por miedo a fastidiarla, otra vez.
Está de pié, justo delante de la ventana, como la última vez, con su pelo enmarañado y esos ojos tan... vamos, que dicen cosas prohibidas. Sinceramente, siento que él tambien está recordando lo mismo. Lo tengo a medio metro, pero tan lejos. Sigue teniendo esos mismos labios que me llaman, los mismo que tiempo atrás fueron míos, durante poco, pero míos.Silencio incómodo, dulce. Solos, pensado lo mismo, sintiendo lo mismo, y tan imposible que apetece romper las reglas. Medio metro y es mío, un error y un año a la mierda. No, yo no voy a ser, y créeme que es lo que mas deseaba hace cerca de una hora pero no quiero fastidiarla. Nos sentamos, en silencio me vuelve a traspasar con la mirada, ¿qué buscas?. Se levanta y empieza a recoger un poco la habitación. Lo conozco, y eso de empezar a moverse es que está nervioso, que no sabe que decir ni hacer. Ojalá supiera con seguridad qué es lo que de verdad siente, porque me estoy empezando a liar mucho y no quiero hacer las cosas mal. Ahora tengo la oportunidad que pedí, y, aunque no es como lo imaginaba, no la voy a desaprovechar.
Escucho sus pasos volviendo de la cocina, - ahora o nunca -.
Entra y me levanto, no se qué es lo que vió, pero sentí que ya había tomado una decisión. Se acerca, y mi corazón se desboca por momentos, con solo pensar que ya no hay vuelta atrás. Otra vez medio metro, se para! Noo... que mal, se me cierran los ojos, me gustaría llorar. Baja la cabeza y le vuelvo a ver el pelo revuelto, uf!, - te amo - me gustaría poder decirselo y que sus ojos me buscaran, pero no. Visto lo visto, ya sabe qué tiene que hacer, lo prohibido se queda en eso, prohibido. Ahora bajo yo la cabeza, pero me coge las manos! Nos miramos, las suelta. Nada, que no puede ser. Se lo veo en los ojos, está mal pero se tiene que aguantar, nos tenemos que aguantar.
Me gustaría tanto irme y poder llorar, inundar el mundo y que mas como yo sientan que no están solos, que muchos sufrimos por algo tan condenadamente condenado.
De repente me coge y me besa. El mismo sabor, la misma sensación, el mismo lugar y el mismo sentimiento. Todo exactamente igual, las mismas ganas, la pasión de lo imposible. Está mal, lo sé, pero soy tan egoísta que pienso disfrutar el momento y, puede que no vuelva a pasar, puede que vuelva a ser un juguete, pero por lo menos le tengo, nos tenemos.

Claro que esto solo es un sueño, la realidad es mucho mas cabrona.
Diianna07 de marzo de 2011

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