TusTextos

Abruptos

Comenzamos relaciones como el que empieza una serie y la quita a los dos minutos porque ya han estrenado otra.

Detenemos a las personas para buscar otra cosa que nos apetezca más.

Las vemos a una velocidad mayor porque el aliciente de conocerlas no es tal: siempre hay un otro esperando a ser descubierto.

Algo nuevo. Algo mejor. Algo más deseable.

Los seres humanos consumimos seres humanos.

Consumimos cuerpos de manera compulsiva.

La ausencia de cuidados a la hora de relacionarnos es una epidemia de nuestros tiempos.

La imposibilidad de generar vínculos afectivos reales.

Porque tenemos tantos estímulos que es imposible estar aquí y ahora.

Porque no queremos estar aquí y ahora porque eso supondría tener que mirar quiénes somos.

La gente piensa que la libertad consiste en el ejercicio de la individualidad atroz.

En decir no necesito a nadie.

No me comprometo con nadie porque yo puedo con todo.

Pero no es verdad.

No hay libertad posible sin cuidados.

Los seres humanos necesitamos de la interdependencia.

Pero en vez de quedarnos, huimos.

Huimos porque no sea que el otro piense que lo necesito o, peor, no sea que me necesite.

Y entonces reemplazamos a las personas como terminales de móviles que aún funcionan pero ya no molan.

Es que quería la de última generación.

A estrenar.

Y esa es la función que cumplen nuestros cuerpos vacíos de afectos: adornar.

Da igual quién seas, da igual tu historia, tus anhelos, tus expectativas y tus miedos.

Te sustituyen por alguien que les conozca menos.

No estaría de más que la norma, y no la excepción, fuera cuidarnos.

Que aprendiéramos a tratarnos mucho mejor de lo que lo hacemos.

Porque sí.

Nos levantamos y seguimos sonriendo y lo intentamos y bueno tampoco es el fin del mundo, pero no sé si podré, cómo recupero otra vez la ilusión si ya no quiero sentir nada nunca más.

Seguimos transportando nuestras vidas.

Pero por dentro, joder.

Por dentro.

Somos muertos.
.
Disorder28 de enero de 2022

Más de Disorder

Chat