La búsqueda constante del equilibrio, de sanar el eterno letargo. Me lleva a reflexionar el inviable propósito de mi existencia. No obstante no es tan fácil, quizá huir lo sea o esconderse quizás. De momento estoy desarrollando un pensamiento introspectivo, que me permita perdonar pero sobre todo perdonarme por todos los errores y continuar el camino del guerrero.
Quiero poder dedicarme el suficiente tiempo a mi, a ser yo, sin capas y sin corazas. Poder amarme y amar libremente sin medio a caer al precipicio.
A escasas semanas de vigésimo séptimo cumpleaños he decidido recopilar todos aquellos momentos únicos e irrepetibles que han marcado un antes y después una trayectoria a lo largo de vida.
Pero siendo sincera ninguno de aquellos momentos me representa, reconozco que soy una persona difícil de corregir, de comprender, de remarcar.
Que le cuesta conformarse, inestable y veleta. Poco comprometida e irresponsable.
Prometo no cambiar pero si intentarlo.
He decidido trazar un dibujo sobre el lienzo de mi vida, quiero que sepas que tuve que perder mi vértigo para para precipitarme en línea recta hacia el vacío, recobrando el trazo en una curva cada vez más pronunciada hasta convertirse en un círculo infinito. Reproduciendo la rueda de mi vida, repitiendo los episodios, una y otra vez en distintas etapas.
