Nos faltó un beso de despedida y un polvo de buenas noches
Nos faltó una tarde de peli y manta con nestea y pizza vegetariana
Nos faltó una noche de cena casera con vino tinto y música de los 80
Nos faltó una mentira eterna, una buena excusa y alguna ranchera
Nos faltó vivir mejor, viajar más y pensar menos
Nos faltó querernos bien y cuidarnos por dentro
Nos faltó nuestra manta de Ikea, despertar en el desierto y disfrutar del momento
Nos faltó un « vámonos tú y yo, sea donde sea »
Nos faltó una noche sin dormir bailando un vals en medio de la acera
Nos faltó recorrer Madrid de la mano y besarnos en alguna terraza con vistas a Gran Via
Nos faltó los 19 días y las 500 noches de Sabina por arriesgarnos a vivir
