No vamos a engañarnos, fue de esas veces en las que las miradas hablaban más que las palabras, donde el silencio era el protagonista y nosotros los actores secundarios. Era de película, todo silencioso y tímido, y a la vez como si el tiempo no hubiera pasado nunca por nuestros corazones.
Quizás estemos mucho más lejos de las películas, tal vez incluso de un bonito cuento, y esto se parezca más a las pesadillas con las que soñamos no tener. Y lo mejor de todo es que a pesar de ese miedo, de ese riesgo y las cosquillas que matan por dentro, gusta. Supongo que por eso es especial, porque tiene todas las papeletas para ser tachado de amor perfecto y para nosotros no podría serlo más.
Es por eso que a veces nos miramos y nos leemos en la mirada que sería absurdo echarlo todo por la borda, tan solo porque nuestro carácter actúe como tigre y tigresa, o como león y leona más bien. Entonces es cuando me dices que te vuelvo loco, y yo sé que eso es lo que te atrapa de mí, que nadie ha sabido sacarte de tus casillas y volverte a colocar tal cual, como si nada hubiese pasado, y eso te atrae más de lo que crees.