Todo conspira a nuestro favor, incluso las palabras que no se dicen y las que ojalá nunca hubieras escuchado, incluso los llantos y las caídas, quizás incluso más que los éxitos. Me acaba de llamar una persona por teléfono, yo muy segura de mí misma le he dicho bastante claro "es que no puedes esperar a ser la prioridad de nadie, tienes que ser tu propia prioridad". Y de repente, justo al colgar, me ha tocado a mí, tomar esa decisión, quizás una tonta pregunta pero que puede significar un antes y un después: ¿quedamos a las 19:00? En otro momento hubiera dicho que sí, vistiéndome rápidamente, buscando las llaves del coche y activando mi mood alegre porque voy a ver a esa persona que tanto quiero.
Pero algo me ha dicho "no", hoy nos quedamos en casa, curándonos las heridas, hoy nos queremos, hoy somos nuestra prioridad, y aunque el mundo te reclame hoy la que te necesitas eres tu. Y de eso se trata gente, de querernos, de saber estar para nosotros, pase lo que pase, le pese a quien le pese.
Parece que las cosas son casuales, pero cualquier conversación puede cambiarte, cualquier cosa puede hacerte click y hacer cambiar tu enfoque. Parece que no pero sí.
