Cito la hojarasca aquella,
la que matiza de otoños las madreperlas,
la que recorre las calles vestida de perros,
de vagabundos,
de niños de la calle
con miradas de cuentas de vidrios.
Cito la sirena,
ese lánguido grito arrastrado
que nos siembra el miedo,
y nos seguimos muriendo
en este enorme monstruo de mercurio y asfalto,
¡Dios¡
hasta cuando mandarás a nosotros
tu diablo.
Lo que desconoces mi queridisima gotita y niña de caracolas de palabras, es que dentro de ti existe uno, semejante y diferente al de los demas, lo unico es que aun no lo inventas o reinventas, gracias...
Me gusto, todos llevamos a ese demonio, le llamemos envidia, avaricia o rencor. Esperemos que se quede como una mera sombra en el interior de cada cual
un saludo