Duermen mis labios
en extrañas invocaciones azules
nostalgias que invaden estos silencios
tuyos
míos
por doquier en esta noche obsidiana.
Una pluma de jade escribe tu voz
sobre mis párpados de hielo
un cántaro de agua lejana
humedece los vocablos por nacer
que nos tiembla
en las esquinas de una piel de barro
que adormecida
musita noches presagiadas
en los renglones de esta brisa
cómplice
mensajera de antiguas palabras.
Duermen mis labios
y un laberinto de miradas
hurga en los vórtices conscriptos
de venas despiertas
en una filigrana de recuerdos
que hilvana el fruto prohibido
de rozar de nuevo
la tez de tu nombre.
Magníficos labios dormidos, cómplices de laberintos de miradas, labios que despiertan las venas y ayudan a construir filigranas de recuerdos
Labios dormidos que al simple roce escribe el nombre amado.
¡Precioso!