Tu boca me persigue
por manzanas de huertos fugaces
un murmullo circunda nuestros oídos
elipses de serpientes
trastocan las diagonales sedientas de nuestros vientres
estos epicentros de temblores debajo de la piel
de nociones fragmentadas en las oscuras heridas de nuestras noches
transfigura nuestras voces en paraísos olvidados
morimos dulcemente
para reencarnar en el mito insidioso
de una hoja de parra.