No duermo. No me hace falta. Duermo sin dormir desde hace demasiado, y sueño en cosas irrelevantes, quizá porque no duermo
quizá porque los sueños se han olvidado de mí.
Mis sueños se han convertido en barcos de papel, que navegan sin rumbo hacia donde la corriente ha preparado un destino, hacia donde el agua se hace mar y la mirada horizonte. Son de papel. Sin resistencia, sin ímpetu, renegados de una vida sin rumbo y a una muerte silenciosa, árida sin poco qué contar en una charla de café. Las gotas del rocío son suficientes para que los hagan caer por su mismo peso y no necesitan de llovizna tardía de verano para acogerse pedir un último deseo por tener ese ahogamiento del que no sabe nadar.
Es triste.
Triste pero muy transmisible. Persiste el ritmo de la nostalgia en un barquito de papel y llega al ?nimo leerlo... al ?nimo de una tarde melanc?lica como est? que est? atravesando hoy la inauguraci?n de un septiembre pesado... !muy bueno drake!.