Aries
Ardiente pero sin luz, un abismo en el infierno. Tu naturaleza te lleva a crear desprecio y miedo. Eres cruel con tus palabras, hieres sentimientos. Nunca existió tal crueldad en un cuerpo. Mentira tras mentira, palabra por palabra. Eres la herida de donde la sangre emana.
Buscas lastimar a quienes te dan aprecio. Conviertes la amistad en tu propio basurero. No quieres amar a pesar de ser amado. Tu corazón está podrido por tu sabor tan amargo. Posees una alma negra, del oscuro de tus ojos y en ellos se pierden las miradas de otros.
Carente fortuna de acciones positivas. Eres el mal que a la gente intimida. Tu canto es vacío y lleno de enojo creado por alguien que a tu corazón ha roto.
Mentira tras mentira que nuestras vidas daña. Es tu luz negra la que más me embriaga. Silencios y besos capturan mis ganas y las suaves caricias de tus bellas garras. Demonio de Aries que busca el control, la ingenuidad encarnada que pierde mi voz. Lanza tus flechas con veneno de amor y apuesta la vida de quien te creyó.
Has de perder en el juego del amor, sin piedad ni remedio perdiste a tu dios. Ya no hay cura para el mal que recayó en tu vida, sólo la esperanza de aquél que te olvida. Viajas y buscas un amor verdadero, pero se acabaron los cuentos de finales bellos. En el final de tu vida recordaré tu locura, porque el dolor de amar se llevó tu cordura.
Camina a lo lejos un alma errante, Aries que pierde su porte triunfante. Aries se cierra en su mundo de miedos. Aries se bebe su propio veneno. Recuerdo de viejos corazones amantes son cenizas ahora de tu fuego fulminante. Al final de tu vida tendrás flores rojas, traídas del infierno que tu figura convoca.
Aries que se oculta en las frías noches tras máscaras y mentiras que evitan reproches. Aries se va con la luna sangrante después de los besos que da sin presentarse.
