Parece tan lejano y sigue haciendo daño.
Unas palabras que lograron un cambio,
unas miradas guardadas de antaño
y esos labios que eran de cuidado.
Ahora me encuentro entre la espada y la pared,
entre el daño a mi pecho y las frías caricias que eran cálidas ayer.
Está en el pasado como lo están los recuerdos,
tan lejanas sus sombras, tan cercano su peso.
Vuelve al presente como si lo llamase el deseo
pero se detiene a la distancia justa para un beso.
Y es que no es tan sencillo como una elección,
no es nada fácil tratar al corazón.
¿Acaso el humano no entiende ésta lección?
Lo apuesta todo y pierde la razón.
El fuego que nació se extinguió
y de las mismas cenizas renació un nuevo amor
pero conserva los rasgos de lo que jamás superó
como si fuera un Fénix jugando en mi interior.
Vuela, Fénix, lejos del pasado,
aleja tus alas de éste corazón despechado.
Apaga el calor que das a lo naturalmente congelado
y vuelve al olvido del que has escapado.
