Nunca me había gustado esos días de otoño donde el viento caprichoso, le daba por jugar con el viento a despeinarme ligeremante y distraerme de mis pensamientos;pero mientras caminaba sin rumbo fijo,sonreía con agradecimento al ver en un charco mis pelos alocados al aire y encontré una vía para dejar de pensar en como mi vida se iba poco a poco cayendo. Supongo, que debería de reírme de todo, soltar una carcajada fuerte que contradiga mi rostro de melancolía continuo y que en ese hermoso contraste, renazca esa luz en mi mirada que en algún momento de mi niñez, se perdió junto a mi inocencia.
Seguí caminando por esas calles viejas, pensando en todo el caos que se había almacenado en mi vida; ese abandono como cicatriz continua en mí, esas manos llenas de arrugas rozando mi piel, esas risas de burla mientras cruzaba un pasillo que parecía interminable, ese gesto de desaprobación continuo de la persona que dió mi vida y esos amores que vieron más carne que corazón; y al final, un oscuro pozo sin fin,una escalera caída y una soledad con manos firmes ciñendose a mi.
Tras pensarlo, sonreí como si realmente no me doliese recordar tanto daño guardado dentro, seguí caminando despacio hasta llegar a un hermoso prado lleno de margaritas blancas, me tumbé para mirar el cielo y para ver las nubes más ese rayo de sol que minutos después, rozaba mi piel hasta darme cuenta que no sentía el calor simplemente un inmenso latido que cada vez iba más fuerte, hasta que al final, abrí los ojos.
Estaba en una camilla con un enfermero a mi lado, susurrando palabras que no llegaba a oír, sentía que algo se movía, también recordé el camión yendo hacia mí, luego sentí mi cuerpo inmóvil en el duro asfalto y después un enorme silencio cada vez más hondo hasta verme asomándome en mí mismo; me sonreí al ver mis pelos alocados por el viento y luego volví a caminar inocentemente por mi memoria.
Muy lindo!!!!