Nació con una imagen, un flechazo directo al corazón enviado por el mismisimo Eros. Recuerdo el primer día, su voz, su simpatía, puedo sentir hasta el calor que hacía y recordar nítidamente lo que llevaba aquel día.
La miraba como con sed, como si nunca hubiera probado gota de ella y ahora necesitara beberla y desear que nunca acabase. La miraba como si fuera una foto que estuvieran a punto de quemar y tratar de recordarla en un último esfuerzo, hacer una copia exacta en mi mente para no olivdarla jamás...