Yo te prometí el alma
Para que pusieras, si querías
Aquella pajarera tan decrépita
Tan solo déjame beber
Un sorbo turbio del estanque
De tu espíritu y dame
El cuerpo alegre y vivo
Que te pedí ya hace tiempo
Recuerda el honor
de aquella sutil pero
devastadora promesa
cuando la nieve
Rodaba cuesta arriba
En tu mano perpetua.