Recuerdos, pasado, presente y futuro. Pausa. Tú. Y yo, que sólo soy una chica delante de un chico pidiéndole que la quiera. Yo, que sólo necesito que vuelques tu mirada en la mía y me acaricies la cara mientras susurras que todo irá bien. Que me seques las lágrimas y me limpies los moquitos haciéndome reír. Que me rodees con tus brazos cuando sienta que nada tiene sentido y le des sentido a esa nada. Yo, que sólo quiero sentir tu respiración por mi cuello cada día, ralentizar el tiempo y restarle importancia al mundo, las personas entrometidas y los errores cometidos a lo largo de estos ocho meses para sumársela a los buenos momentos, los te quieros y las sonrisas. Donde un nuevo día equivale a una nueva oportunidad de enamorarnos un poco más, los días perdidos se convierten en lecciones aprendidas; donde los obstáculos se sobrevuelan si me das alas, los celos se reducen a un ridículo miedo a perderte, y no existen las malas acciones, si no una mala forma de ejecutarlas. Porque muchas veces nos cegamos, formulamos palabras que no pensamos y pensamos en fórmulas extremas, pero quizás eso sólo saque nuestra naturaleza. Tu forma de ser que me atrapó desde el principio y me hizo enamorarme tanto de tus imperfecciones como de tus perfecciones, tal como eras tú, sin mí, y después conmigo. Perfecto es una palabra tan imperfecta como ella sola, como yo misma, pero no puedo evitar aplicártela hace más de 250 días, y lo seguiré haciendo aunque los días se acaben. Yo, que sólo quiero que me quieras... Porque te quiero.
