Aquel naranjo
que lucía arrogante
el tono deslumbrante
del más nítido oro.
Se espose hoy con tristeza,
vestido
de olvido,
opaco de belleza.
Así pasan los días
y junto a ellos,
aquellos recuerdos bellos,
aquellas tantas alegrías,
aquéllas, nuestras fantasías.
Quedan los recuerdos de oro en las cenizas del tiempo...
Muy hermoso poema.