─ hija,
de algo quiero hablarte;
cuando un desgraciado hombre
quiera llevarte
bajo el amateÂ…
“que te pida la prueba de amor”,
debes ser tajante
y decirle que no.
(Dos dÃas después)
─ Julieta, por favor,
ándale, abre los pies;
dame la prueba de amor.
─ No estés molestando,
Fernado.
(mientras el abusado,
poco a poco la iba desnudandoÂ…
y la termino fregando).
(Allá como al mes)
─ Mamita, estoy embrazada.
─ ¿Qué decÃs pasmada?
¡ya ves!
De que me sirvió tanta fregada,
tanto consejo,
si al final,
terminaste por salir baleada.
Cierto, no vasta con decir que no, tambien hay que demostrar
esa negacion con acciones, pero a la chica de tu poema le pudo
mas la tentacion. Me resusto muy gracioso. Besoss.