La Vida de un Payaso
Erase un vez un niño que desde toda su infancia deseo ser como su padre: "un payaso"... Pero no cualquier payaso, sino que el mejor payaso que haya existido
pero lo que el pequeño no entendía es que cada persona que decidía ser payaso cargaba con una angustia tremenda, y que para poder hacer reír a las personas debía primero hacerse reír a si mismo.
Pero a aquel niño no le importaba sacrificarse, sufrir incluso esa tan rechazada angustia, sólo buscaba una cosa hacer reír, dar un momento de felicidad a toda esa gente que durante las mañanas se levanta preocupada, agobiada, quizás pensando en suicidarse, abortar o cualquier cosa inesperada. Durante muchos años el padre de aquel pequeño vio como la vida le arrebató a su esposa cuando dio a luz al pequeño; el padre desde aquel entonces no fue el mismo, cuestionó muchas veces el morirse, el dejar la vida de payaso y no dedicarse más a ser feliz a miles de personas, pero al ver a su hijo y en lo que su esposa le dejo tomó conciencia que es necesario dejar la pena a un lado y seguir sonriendo en un mundo ingrato e insano.
Tras haber pasado unos años, aquel niño se convirtió en un payaso aclamado y la vida lo premió con un compañero fiel, un perro al cual encontró casi muerto en una calle, lo adoptó para el y cada función estaba presente como regalo de Dios en su vida. Pero un día cuando todo marchaba bien y aquel joven ya consagrado como un verdadero artista, en medio de un show recibe una llamada del hospital:
Era acerca de su padre, había fallecido de un ataque al corazón en plena función, amando lo que de por vida hizo... El joven estallo en llanto y se dio cuenta que no era capaz de sobrellevar esa angustia, pero en aquel entonces recordó las palabras de su padre: "Hijo nunca te rindas" recuerda que tu pena es pena a los demás y tu alegría es alegría a los demás, aunque todo marche mal, sonríe y haz feliz a la gente para que algún día te reconozcan como lo que eres; Un gran payaso.
