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El Ocio En Unasala de Espera

EL OCIO EN UNA SALA DE ESPERA

Los aeropuertos tiene las librerías más tristes del mundo. Se llenan de personas en actitud contemplativa que lo último que quieren es comprar un libro. Siempre las atienden mujeres aburridas las cuales no tienen traza de lectoras o un tipo que acaso tomo el trabajo aquel por miedo a no tener nada que hacer. Los aeropuertos son como los parques, lugares de deseos, de historias sórdidas o tiernas en las que los protagonistas me llenan la mente y la pupila el tiempo en que tarda el vuelo en conexión. No hay pistas que lleven a buen término un viaje irreal que transcurre de la revisión a las salas de abordar y de ahí al artefacto que gracias a no sé que ciencias ocultas nos eleva al cielo sin dejarnos luego entrar en él.

A pesar del ritual tantas veces repetido, no puedo dejar de pensar en que motivos tiene la señora gorda para estar en el mismo avión que yo o la chica linda aquella para esperar un vuelo bebiendo un café mientras se contempla las puntas de los zapatos. Los tiempos, los espacios que compartimos los seres humanos suelen ser superpuestos y pasamos por ellos sin permiso ni pasaporte, respiramos el perfume ajeno, contemplamos cuerpos ajenos, escuchamos charlas ajenas, miramos miradas ajenas y en ese instante nos volvemos cómplices del instante eterno que no se repetirá.

Nos sentamos, nos amarramos, nos elevamos y aterrizamos sin considerar nada más que el tiempo propio como si los restantes rehenes que llenamos un bicho de estos no existieran a pesar de han compartido con nosotros un breve espacio de nuestra existencia. Después de todo, ¿de que le puedo yo platicar a un tipo que viene aburrido del trabajo, que apenas cabe en su traje y que me mira con total indiferencia?.

He ido y vuelto no sé cuantas veces en esos artefactos. He perdido el corazón tantas veces en ellos y me he imaginado siendo la nota del día en caso de que nos cayéramos durante un vuelo, que si en verdad me pasara algo extraordinario en ellos no sé como haría para platicarlo.

Me quedo con el hecho de ser un perfecto extraño más en medio de la multitud, a la espera de de un héroe o un villano que me haga el día irrepetible. Un héroe o villano que tal vez piense al verme: “¿Qué carajos estará pensando este tipo?”.

Emitevicencio11 de julio de 2011

1 Comentarios

  • Nemo

    Un instante captado a través de un cristal personal.
    Saludos!

    14/07/11 09:07

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