El empedrado húmedo de rocío sonaba bajo nuestros pies presagiando el vacío corrimos dos cuadras hasta poder tomar un taxi al centro. Las luces de la ciudad nos recibieron con su alegría natural, nos bajamos en Rivadavia y Jujuy directo a La Perla. El bar estaba lleno de estudiantes de filosofía y letras y en el fondo nuestro sector reservado, el de los músicos.
Mariana al instante se acopló a cantar a dúo con el ruso Don`t let me down era tan hermosa cuándo cantaba, tan sensual
Antes de terminar el tema la policía irrumpió en el lugar, no había donde esconderse. Entre empujones, gritos y forcejeos nos fueron sacando en grupos cuando estoy a centímetros de llegar a Mariana un golpe certero en la cabeza me deja inconsciente. Cuando desperté se la llevaban en una patrulla separada del resto, fue la última vez que la vi la última vez hasta hoy cuando un sueño profundo me la trajo como antaño. Con esa voz dulce, ese olor femenino irresistible, esos ojos tan calmos y esa sonrisa que tanto me embrujaba treinta años después y me despierto buscándola en mi cama con la necesidad de tenerla en mis brazos otra vez.
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emme: es buena la historia de hecho un recuerdo eterno que hace que la memoria nunca llegue a fallar...
saludos..