Al morir, Sócrates dejó el ejemplo de un hombre abnegado.
Todos, en un punto de nuestras vidas, debemos optar por el fin más digno o sobrevivir en una vida miserable y egoísta.
Sócrates ha llegado a nuestros días más por su acto arrojado y heroico que por su filosofía...
Somos polvo y hueso. Moriremos. Lo mejor es elegir cómo.
Pues a mi me encantar?a morir riendo.