Señor cartero:
Después de tantas cartas, ésta es para ti.
Ni para ella, ni para él, ni para mi; si no para ti.
Quiero despedirme de ti alegando que no me quedan cartas.
Pero antes, voy a pedirte una última cosa si le ves buscando en el buzón:
Si lo hace triste, dile que le quiero.
Si le ves llorando, sécale las lágrimas y pon el hombro.
Si le puede el enfado, dale un abrazo.
Si me guarda rencor, cuentale que mal llevo el olvido.
Si el buzón esta vacio, recuérdale que las mejores cosas sucederán cuando menos se lo espere.
Si no lo abre, déjale marchar.
Si lo llena de odio, dile que la felicidad tambien necesita su sitio.
Si lo sella para siempre, convencele de que si alguna vez fue feliz, podrá serlo dos.
Pero si en cambio os cruzais en el portal, al lado de los buzones, y le ves marcharse con la cabeza alta, y es feliz. Y pasa por tu lado y te sonrie... con esos oyuelos que nunca engañan y esa sonrisa tan verdadera...entonces, y solo entonces, no hará falta que vuelvas.
Uff, que bonito!!! poesía pura, un gustazo leerte, un saludo