Lluvia
Y él está ahí sentado. Estable. Con cierta mezcla de tranquilidad y aburrimiento -¿estable?- Pensando, pensando en ¿Qué? en nada. En lo que fue, y lo que será. En nada.
Y en eso observa que un tumulto de nubes negras cubre el cielo, y huele la tierra mojada. Sospecha que se viene. Pero se queda. Se queda ahí sentado. Necesita que el agua lo toque, necesita el frío, la humedad, el ruido de las gotas golpeando la tierra. Necesita que el alma sienta que hay una realidad palpable. Que hay una conexión entre él y el resto de las cosas. Necesita un contacto tangible.
Necesita saber que existe.