El tablero ya está vacío. Las fichas han sido recogidas; ni una, señores.
Y sin embargo, ya sin nada por jugar, sin más motor que me impulse a regresar que la idea de dormir largamente, alguien afirma mientras clava sus ojos sobre mí: "¡no vas más!...
(Lo escrbí recién acá... salió, así se dieron las cosas...)
Me ha gustado, felicidades y bienvenido en lo que a mí respecta.
Te seguiré leyendo