Déjame creer que eran tus besos los que
mis labios tocaban.
Que en ésta fría mañana, eran tus manos
los que sobre mi pecho estaban.
Que entre mis piernas, las tuyas se entrelazaban.
Abrí mis ojos y...¡aasco! era mi perro que se montó
en la cama y a mi despertaba...
Ay, amigo, los sueños son a menudo tan hermosos...que solamente al despertar nos damos cuenta de que desearíamos quedarnos con los ojos cerrados otro tiempecito más.
Bueno y breve...dos veces buenos. Saludos muy cordiales
Eugenio!!... Jeje... Buena interrupción, en ese sueño romántico... !!! :D... como los sueños de ascensor, cuando se ve a una chica hermosa desconocida!!... Muy buen poema!! Abrazos!!!