Mezquina es la luz de neón, por su culpa ya no salen estrofas. El viento se frunce como la seda transparente colgada en una cuerda de un terrado. Cogí para mí las pinzas, todo es en realidad una forma de atrapar a alguien. Todo el tiempo lo es, solo vives cuando huyes, después nada sucede. Solo es un cuento. Es como el moho que da olor a las paredes, con ello unos de nuestros sentidos. Y cuanto más sentimiento tiene la pared más se arruina. La pared deja un susurro en el aire, más allá, en la calle la lluvia da sonido al paso de los coches. El gas de neón, sigue asida en los rótulos. Suenan como un orbe de zumbidos. Mientras que yo, aquí estoy tal cual, como un corazón de vorágine en sangre. Emanando las centellas de corriente alterna y dando vida a la noche.
Tras beber otro sorbo de alcohol, el neón se filtra en mi noche, y las palabras brotan sin ningún significado.
Lo recuerdo, y la soledad aun lo inyecta más en mis venas.

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