En estos textos vuelco mis sentimientos en un cierto período de mi vida, y a como estoy actualmente. Pronto hay más.
Innombrado.
Las palabras no sobran más, todo es tan normal igual. Apretados de tiempos, de obligaciones, de presiones por tu parte. ¿Nos querrán separar?, nunca me animé a preguntartelo. Pero era tan perfecto a la mañana verte sin hablar y saber que es lo que pensás, aunque no te veía en otra parte. Compañera de banco, anotaciones en los bordes de las páginas. Te amos. Dibujitos. Gogle. Me explicabas matemática, no lograba entender. Dedos entrelazados. Guarda que viene la profe. Retos. Dos meses así. Dos meses de amor playito no le sacan la locura y la dulzura a otros once meses, pensé, pero no me conformaba del todo. Tampoco me conformaba verte 4 horas diarias. Pero no podía quejarme de nada, de alguna forma u otra siempre te tuve y voy a tenerte.
El frío es esteril si bailo en tu blues, tu blusa es la imbécil que sufre mi prisa. Mi prisa sustenta que todo lo hechiza, tu cuerpo y su estela, en el mío de luz.
Ilusa Ilusión.
No es fácil caminar en un infierno sin quemarse. Imposible, quizás. Desnudo y sin razón. Mejor sería ahí, sólo nosotros dos para siempre. Pero no, más obligaciones, menos tiempo, más presiones, más charlas baratas, más lavados de cerebro. Un pedido de amistad temporal. Temporal, muy poco, imagínense. Dejame pensar un poco, tengo mucho que hacer, dejame respirar, no puedo con todo. Pero el corazón sabe lo que quiere, el corazón es un depredador y la presa es uno mismo en esta situación. Quizás me ayudabas, me repartías algún beso en recreos, qué lindo, cuanta adrenalina. Risas y yo quebrándome y fracturándome por dentro. Tan solo, y con vos de a ratos. Las palabras que me regalabas aveces no hacían otra cosa que descargarse en la bolsa de esperanza, de la ilusión. Ilusión de entrar en tu cerebro y gritar que estabas equivocada. Ilusión de algún día, lejano, cercano, no importa, volver y poder contar una historia infinita o más larga. Otras palabras gatillaban en la sien, daban paros cardíacos y quebraban dedos. No te ví por una o dos semanas, quizás tres, el invierno era un polo sur con un poquito de norte.
Ilusa ilusión de un corazón que, por desgracia, sólo me da elegir por vos o su eutanasia.
