Tarde de verano, aburrimiento total. Me asomé a la ventana, lo hago siempre, así descubro (o no) cosas. Los pajaros cantaban, el sol terminaba de entibiar a las hojas de esos árboles tan grandes. El niño estaba andando en su bicicleta, dando vueltas en esa plaza de cemento. Me recordaba a mi infancia, haciendo lo mismo. Me saqué las zapatillas y fuí a calentar el agua. Volví y me senté en la ventana, como siempre, para seguir mirando el espacio de mi barrio que me parecía que ahora era el más tranquilo. Mi perra estaba en el sillón, mirando la puerta y escuchando a ver si mi mamá venía y no la sacaba a las patadas.
El sonido de el agua hirviendose no me intereso, fuí lo más tranquilo a la cocina y apagué la hornalla. Me senté denuevo en la ventana con una birome y un papel en la mano. Escribí: "ME LLAMO ezeQUiEl y tengo CATORCEAÑOS." y lo tiré. Mi mamá no llegaba todavía, pero no me preocupaba, era común que se quedara a charlar con alguna vecina por ahí. Miré a mi perra y me senté en el sillón con ella, acariciandola. Tenía olor feo, no entiendo como se puede ensuciar tan rápido, si la semana pasada la bañé. Bajó del sillón, pensé que se dió cuenta de lo que estaba pensando y se ofendió, y me volví a la ventana, esta vez parado con el peso del cuerpo hacia adelante y apollado en la pared.
El niño ya se había ido, el sol también y había unos tres o cuatro murciélagos. Quería dibujar. Con el poco de luz que había empezé a mover la lapicera por todo el papel haciendo garabatos y caras feas, como siempre hago. Estaba muy aburrido, la televisión estaba prendida, pero no la miraba. Me dieron ganas de patear todo y que nadie se entere, salvo mi mama, que ella si se entere y que me golpeé tan fuerte que me desmaye por unas horas (pero yo iba a discimular y estaría en cama cinco días), para faltar a la escuela y, porfin, DORMIR HASTA TARDE. Pero no lo hize.
Ya era muy de noche, como las nueve, mi mamá no venía. Me dí cuenta de que no pronuncié una palabra en todo este tiempo que estuve solo. Me agaché en el borde de la ventana y me tiré.
Desperté en mi cama. Estaba soñando, claro. Pero soñé algo que seguramente haría. Me llamo Ezequiel y tengo catorce años.
Ezer... qué bueno está tu escrito, tan circular que da hambre..! sí..!! me dieron ganas de seguir leyendo y leyendo.. -eso que la prosa no es lo que más me atrae..-
me gustó mucho, de verdad tenés catorce años...??
un abrazo amigo