Solitaria Navidad.
Todo está listo, el pollo horneado en el centro de la mesa, el vaso vacío esperando al vino tinto que se posa en el blanco del mantel. Dos platos enfrentados, uno para mí, otro quizás para un amigo, un vagabundo, un borracho o alguna vecina, o quizás para ella. Desde la ventana veo una ciudad alumbrada por fuegos artificiales, familias que comparten la cena, niños jugando en las veredas, padres que en puntitas de pie van hacia el árbol a depositar un regalo antes de que su hijo lo vea y las ilusiones de un Papá Noel que viene caigan y se rompan en pedazos. Abuelos en su silla sentados, nostálgicos, whisky en mano, recordando el pasar de los años. Madres apuradas por la comida, preparando todo, el descanso no existe. Padres tranquilos, a la espera de que sean las doce, para descorchar algún champagne, alguna sidra. Y yo aquí, probando mi propia cena, tomando mi vino, esperando a que sean las doce. Miro aquel regalo que me compré a principio de año, creo que ya me olvidé que era, pero ese es el punto: olvidarme de lo que me compré y estar mucho más sorprendido al abrirlo. Las doce campanadas suenan, y yo en el balcón, con una copa de ginebra en la mano, exhalando humo, brindo por esta solitaria navidad.
Ezer25 de diciembre de 2011-
Mejorana
Hay mucha gente que se siente solitaria durante la navidad.
Yo también
¿Y si nos juntáramos y lo celebráramos todos juntos a nuestra manera?
Brindo contigo tu copa con la mía.
Por nuestras soledades Ezer.
Da gloria leerte.
28/12/11 09:12
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Ezer
Choquemos nuestras copas, Mejorana.
Muchas gracias por leer.
02/01/12 04:01
