Por esta costumbre nuestra de siempre estar muriendo, quizás no nos damos cuenta, que algo está naciendo.
Algo parecido al matrimonio del agua con el fuego, que engendra una nueva madre tierra
que suspira por aires paternales nuevos.
Ese defender la vida, intrépidamente, aunque la vida misma, no valga todavía la pena.
Ese coraje de buscar aquello que otros juran no existirá jamás.
Ese no darnos por vencido cuando estamos mil veces derrotados y con el infierno a cuestas.
Algo está naciendo. El único árbol de cuyos frutos comeremos. Ese único árbol está creciendo y bajo su sombra todavía escasa
siento tiritar al sol del miedo.
buenisimo. esperanzador y utopico en el sentido de soñar la regeneración de la vida