Sabemos que algo saboreamos
otro reino
cuyo rey es un esclavo, clavado, para mi.
Que el mundo está mareado, indefectible,
¿acaso la tierra no gira sobre si misma, según dicen, y yo la veo quieta?
Vocación de ignorancia en nuestra mirada
quizás por eso no te miré
en el cuerpo roto por la injusticia, en el cuerpo de los oprimidos
y te dejé allí sin liberarte
otro cristo que yo
no resucité.
Barro sin espíritu,
humano sin divinidad,
titilar sin estrella
fui yo
para mi hermano Dios, que quedó esclavo, clavado
como si no existiera yo.