Un condenado que estaba en el infierno
pensó un momento en la posibilidad de rezar.
Todas las catedrales de la tierra
se derrumbaron al unísono, en ese mismo instante,
y todas las teologías guardaron silencio.
Dios se había equivocado
por primera vez
en el acierto de un hombre
por primera vez.
El Papa se suicidó.