Me gusta que me beses, porque tus besos son
Como la vida que la muerte no quiere,
Como la miel que por probarse se muere.
Me gusta que me beses con tus labios tibios,
Con un simple rose de ellos ...
Te propongo un juego, sólo hay una regla, prohibido mirar el reloj. Que sean tus ojos el segundero,
quedando fijos en todos y cada uno de los puntos de mi cuerpo; el minutero, tus manos, deslizándose
...
Abrázame, por favor. Deja que sienta tu pecho latir.
Estréchame tan fuerte que pueda meterme en ti.
Me volveré pequeña y transparente, me pegaré a tu piel.
Beberé de ti los fantasmas, los grises...
Puse un beso en tu cuello, porque no sabía por dónde empezar..., y no satisfecha, decidí seguir
poniendo más besos sobre tu cuerpo. En tu espalada deposité otro beso que asomaba inquieto por mis
labio...