Nereael
Hola Febe, estos versos me han traido a la memoria esa historia en que un hombre se quejaba ante a Dios por haberle abandonado a su suerte cuando permanecía perdido en una playa. Le reprochaba no haberle tendido su mano y caminar junto a él en las horas difíciles.
Dios le contestó que en ningún momento le había abandonado y el hombre, ofendido, señaló las huellas sobre la arena, huellas que correspondían únicamente a una sola persona.
-Y Dios le contestó: Claro, son mis huellas, porque yo te llevaba en brazos.
Gracias por recordarme esta historia.
EGO SUM
02/06/12 07:06