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Diatriba de un Hombre Sentado

No me gusta la gente sana. No alcanzo a comprender esa manía de preservar útiles y funcionales sus cuerpos. Cuando los veo corriendo en los parques, contando las calorías de su desayuno, rechazando la próxima cerveza, tengo un extraño sentimiento de lástima y repulsión. Es por ello que tal vez no suela caminar mucho por estos lugares, siempre llenos de perros perseguidos por una correa tomada por sus dueños. Pero hoy no tenía donde ir. Sin dinero no soy bienvenido en los bares de costumbre y además llevo días con un dolor abdominal que se suele agravar al primer trago de vodka. También marqué a varios números de amigos pero ninguno respondió a los intermitentes tonos afinados en La del celular (probablemente, por ser sábado de madrugada, estarán inconcientes entre su vómito o cogiendo con alguna). En un ridículo acto de desesperación, visité el departamento de una amiga pero me encontré con la más ridícula noticia de que hacía cinco meses que no vivía ahí.

Francamente, yo no soy de los que en momentos como este busquen la compañía de un amigo, pero ellos siempre logran por un momento hacerme olvidar todos mis fantasmas. Cada uno perdido en su propia fantasía, cada uno buscando algo, que muy dentro de ellos, saben que no van a encontrar. Yo hace mucho que dejé de buscar. Cuando los oigo hablar sobre futuros proyectos, esperanzas, sueños, no hago más que servirme otro vaso de vino. O fumar o inhalar cualquier cosa. Olvidar.

Hubo un tiempo en que, en noches frías como esta, gustaba de caminar por la ciudad, ideando planes para el futuro. Construí un mundo perfecto hecho de sueños y fantasías a la medida de mi deseo. Soñaba con ser feliz. Pensaba que si seguía al pie de la letra el plan de mi cabeza, obtendría como recompensa la felicidad. Ella siempre estaba en el siguiente paso, en el siguiente día, en el siguiente trago, en la siguiente mujer. Ya no busco nada. O tal vez nunca lo hice. Ahora pienso que siempre supe la verdad, pero como todos los cobardes (que son casi todos los hombres del mundo), me cree un espejismo privado para seguir caminando en su búsqueda; el paraíso prometido, la fuente al final del camino. Pero el camino del hombre no tiene final. Condenado a girar alrededor del gran centro, el humano gasta inútilmente toda su vida intentando tocar, aunque sea un instante, ese fuego. Y eso ya es decir mucho. Del millar de hombres que he conocido en mi vida, cuento con mis dedos los pocos parecidos a Prometeo. La mayoría son gente sana y cuerda. ¡Todos tienen un objetivo en la vida! ¡Saben para que están vivos!

Creo que ellos piensan lo mismo de mí. Me ven actuar y piensan que creo en lo que hago. Odio creer. Si no paso el resto de mi vida inmóvil es por que las situaciones lo han obligado. Y por que tal vez aún queda un poco de esperanza dentro de mí. Aún a veces, en el peor de los días, cuando por mi cabeza llega a pasar una nueva idea, cuando algo me molesta y pienso como cambiarlo, suelo sentir una chispa, un leve golpe en el pecho. Pero cada vez pasa menos. La mayor parte del tiempo suelo flotar río abajo, esquivando las rocas en la corriente, pero nunca oponiendo resistencia. Y carajo, ¡como desearía un día subir al bote y remar contracorriente hasta alcanzar la boca del río! Tengo todo el plan listo, cada detalle, cada paso. Pero falta lo verdaderamente importante: un porqué.

Nunca he entendido como la gente toma decisiones, como encuentran sus razones. Solía pensar que eran extremadamente valientes y audaces. Ahora lo sé, son idiotas. Caminan por el mundo haciendo puentes y destruyendo ciudades, congelando carne y creando vida, matándose unos a otros y firmando contratos. Millones de existencias han sido ocupadas en sembrar los campos y estudiar las estrellas, en pintar lienzos y planear guerras. Pero nunca se han visto al espejo y han terminado sin saber de que lado realmente están. No han levantado su piel y revuelto su carne en busca de ellos mismos, sólo para terminar con las manos vacías y ensangrentadas.


Ya de niño pensaba igual. Recuerdo que un día salí a la azotea de mi casa y, por casualidad, descuido o maldición, miré al cielo. Era de noche y aún en mi casa de suburbio se alcanzaban a mirar las estrellas. De repente me di cuenta de todo, del absurdo. Sentí un mareo inmenso y durante un instante mi sangre se detuvo. Si alguna vez he sentido el miedo, fue esa noche: una corriente metálica fluyendo por cada rincón de mi cuerpo. No podía creer que todo esto existía, que yo existía. De repente me pareció tan ridículo todo: la síntesis de carbohidratos en las plantas, la explosión de una súper nova, la selección natural, el amor de los hombres, todo ocurriendo al mismo tiempo, todo tan detallado, tan complejo, tan único y significando nada. Todo era tan innecesario, que no podía creer que existiera. ¿Para qué tomarse la molestia?

Hoy pasé todo el día caminando. Me gusta perderme en la ciudad, confundirme entre la gente y terminar en una calle solitaria. Sólo en lugares así puedo olvidarme por completo. Cierto, no todo es vacío. Creo que he encontrado algunos momentos. He sentido calor en mi piel y risa en mis labios. He tomado licor de muchas bocas y he despertado hermosamente solo. Caminando por las calles de esta ciudad he encontrado rincones hermosos, los más olvidados. Canté como un loco durante las noches que duró el invierno. Arrojé mi cuerpo al fuego para salvar a quien no me quería. He llenado mis manos de placer robado y me han quitado más de dos flores que no eran mías. He disfrutado de esos momentos simples de la vida: comprar un kilo de manzanas, caminar del otro lado de la acera, contar los lunares de una espalda, dormir toda la primavera. He acariciado la felicidad, la amé a ella.

Sentado en esta banca pienso en los mejores momentos de mi vida y me doy cuenta de que los cambiaría a todos por mirar un segundo en el gran centro. Besé a la más hermosa de las mujeres que quisieran besarme, llegué al final del camino de mis pasos, agoté la sal de mi cuerpo, aprendí mil libros de memoria, revente con gritos mis tímpanos, acaricie la crin plateada de la luna. Pero no puedo decir que algo de ello sea mejor que estar sentado en esta banca.

Y aunque pienso así, volteo al cielo, miro las estrellas y se que prefiero gastar las horas disfrutando. El placer es de las pocas cosas que no requieren un sentido. Por ello es tan efímero, por ello es sólo un valium. A veces siento unas tremendas ganas de explotar y salpicar todo con pedazos de mí. Lo he intentado de muchas maneras. Una vez sentí tanto, usé tanto mis sentidos, que mi mente se desconectó. Desaparecí en medio de la sensación, no había más yo. Era puro sentimiento sin razón alguna, como un atardecer o la risa de los niños. Desee quedarme ahí eternamente, en el lugar que no requiere justificación, el lugar que no la necesita: en el edén. Fue hermoso. Pero regresé y todo seguía igual. Por eso tal vez sea mejor terminar.

A fin de cuentas nadie pierde. Todo es un juego: conseguir dinero, amigos, placer, amor. Un juego que se toma en serio. Cuando veo a los hombres con portafolios hablar de sus asuntos serios, cuando oigo el lamento de un adolescente por un amor no correspondido, cuando escucho a los maestros hablar sobre sus libros, ya no sé si reír o llorar. ¿Por qué les importa? Todo es un juego. Es una batalla sin fin. Soy Prometeo caminando por una oscura ciudad., soy inmortal. Estoy condenado a cargar siempre estas cadenas, condenado a existir. Todo es un juego. Y nadie nunca gana.

Como lo dije antes, soy un cobarde. Intenté durante años buscar una respuesta. No podía aceptar el vacío del mundo, me sentía víctima de una broma de mal gusto. Me avergüenzo de los patéticos intentos que hice para encontrarle un significado a todo. Un tiempo me sumergí en el conocimiento, en la ciencia. Creí que conocer era penetrar, llegar a colocar mi mano sobre el fuego. Y tal vez lo sea. El problema es llegar a conocer. La gente va por ahí creyendo que sabe hasta el color de las canas de dios, pero jamás han llegado a conocer una simple manzana por completo. Querer conocer algo es creer que te pertenece, que está unido a ti. ¿Cómo lograr eso? ¿Como unir dos existencias?

En otro tiempo creí en el amor. Buscaba desesperadamente atar hilos entre la tierra, el mundo, los hombres y yo. Y aunque varias veces creí pertenecer, sentí diluir mi existencia, logré mirar del otro lado del muro, sé que nunca he salido del túnel. Que nunca podré salir.

No importaba la forma en que buscaba ni lo que buscaba, siempre me encontraba aparte, separado. Nunca pude llegar a la comunión. Ahora pienso que eso pasaba por que buscaba lo imposible. Intentaba crear vida de la tierra, crear algo bello con mis manos, juntar dos gotas de la lluvia, tomar el fuego y repartirlo a los humanos. Imposible.

Cada vez hay menos que rescatar dentro de mí. Lloro como un niño asustado y deshago mi cara entre mis manos. No lo entiendo. ¿Es una maldición ser humano? ¿Es una maldición pensar? Sólo los idiotas pueden ser felices, ignorar la nada, crear una mentira y creérsela por completo. Desearía ser tan sólo proteínas, sólo carne. Como un mendigo esperaré en esta banca al sol. Esperaré a alguien con una respuesta, quiero ignorar la única respuesta, la única salida.

Esta noche, hacer que acabe todo, es ya una suave tentación.
Felipeangeles05 de agosto de 2008

3 Comentarios

  • Mejorana

    Felipeangeles. Creo que eres un desagradecido y un ego?sta.
    La Vida est? llena de cosas hermosas, no es necesario poseerlas para t? solo, est?n ah? para el goce de todos. Porque todos somos UNO.
    Si t? miras una noche estrellada de verano, una noche en un monte pelado, es imposible no verla, y no sentirse agradecido y entregado ante esa magnitud y esa grandeza.
    Y a t? lo ?nico que se te ocurre es pensar que es absurdo.
    ?Qu? tristes se habr?n puesto las estrellas!

    06/08/08 07:08

  • Felipeangeles

    Esto es s?lo un cuento.

    Je, pero obviamente tiene algo de mi. Yo no soy el que narra la historia, es s?lo una parte de lo que pienso. Yo creo en la ciencia, soy materialista dial?ctico. Y si bien es lindo creer en el amor, en la felicidad, en ese UNO... nada fuera de nuestra mente sustenta esas ideas. TODO es creer. Esas es la desesperaci?n que intento describir, no poder encontrar un POR QUE seguro. Todo son creencias. Cuando amamos a algui?n, no son m?s que hormonas, o la escencia de dios. Depende de lo que crea cada uno. Pero una cosa es segura, si queremos CONOCER, la ciencia es la ?nica herramienta que tenemos. Con la ciencia no creemos, con la ciencia sabemos. Y la ciencia no ha podido, y no creo que pueda, encontrar evidencias de que hay alguna raz?n para la existencia humana. Osea, todo es casual... absurdo.

    Pero por otro lado, la vida, como experiencia humana, es ?nica y grandiosa. "Vale la pena haber nacido s?lo para sentir pasar el viento" dijo Pessoa en voz de alguno de sus heter?nimos. Y tiene raz?n. Pero otra vez, esto es cuensti?n de que nos lo creamos. Depende de que as? queramos ver el mundo.

    Pero como te dec?a, esto s?lo es un cuento :)

    06/08/08 10:08

  • Kamy

    Como cuento est? bien, mas prefiero pensar que son tus inquietudes, son tus decepciones, es tu esencia.
    Constantemente veo pasar a la gente por la calle, sumergida en sus pensamientos, quiz?s pensando en el tiempo que necesita y no consigue, cual aut?mata indolente en el sistema noeliberal. Esa es una gran verdad.
    Por otra parte he le?do escritos de poetas que relatan lo maravillosa que es la vida, el cielo, la luna el mar, las estrellas, regalos para lo seres que uqieran disfrutarlo.
    Y a diario veo la tele y en las noticias: asesinatos, ni?os muriendose de hambre, desastres naturales, cat?strofes, maldad, ansiedad, dolor, tristeza.
    El mundo es una mierda! ni los aut?matas (malditos consumistas, indolentes empedernidos, individualistas y competitivos por exelencia) ni los poetas (ilusos, idealistas que conservan la magia mediante palabras bonitas) tienen la respuesta, menos aun la ciencia.
    La ciencia es ese mal necesario que la sociedad enraiza en el inconciente colectivo, es ese mal basado en la realidad y la objetividad. Estos constituyen la mentira m?s innegable de la vida. Qui?n se puede jactar de tener un acceso privilegiado a la realidad? Acaso lo consigue con la obejtividad? Y qu? es la obejtividad? A menudo renegamos de lo esencial en pro de la objetividad de la ciencia, y qu? es lo que conseguimos? S?lo renegar tus emociones, tus ilusiones, tus sue?os, aquello que te configura como ser humano.
    La raz?n del existir humano s?lo est? inscrito en la realidad que el ser construye, a trav?s del lenguaje, de sus emociones, de las posibilidades (fisica cuantica).
    Por qu? pensar que quienes tienen claro por qu? vinieron al mundo son unos idiotas, y asi tambi?n Por qu? pensar que quienes tienen esperanzas est?n dementes.
    Tu relato est? lleno de desesperanza y cr?tica hacia el sistema, colmado de un desencanto de la vida. Y yo me pregunto Felipeangeles, qu? has hecho t? ( o quien est? narrando la historia) para cambiar lo que te causa este malestar?
    Veo una pasividad enorme en tus palabras...Es mejor sentarse a una banca a esperar. Pero esperar que?

    S?lo puedo pensar (muy marxistamente) que el sistema engendra desesperanzas y pasividad. Asi nunca saldremos del peso de la noche.
    Con?cete a t? mismo, escucha tu interior, existe y luego piensa, all? est?n todas las respuestas.

    17/08/08 05:08

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