La sal cura los mares y yo, soledad de olas muertas, espero la barca de la felicidad. Tú, pez de aguas profundas diáfana infiel tan cristalina como el tiempo que duerme en la noche y como el pernoctar de las olas, a tus adentros miras matando la pureza de mi naturaleza. Tú, contaminas la abundancia de las aguas con tus manos infértiles colmadas de nada. Tú, puerto de mi puerto, no me dejes a la deriva en tierra firme.
Lo antagónico recorre tus imágenes como las corrientes de las profundidades marinas, Fernando. Hondo el ruego, hondo el mensaje.
Un abrazo, poeta de las bellas imágenes ...