Placer: son tus labios rojo sangre, mudos,
después de besar la noche y el día de tus pechos,
me pierdo en el silencio de tus ropas blancas.
Profundo tu río me ahoga entre tus extremidades
y el cobijo nocturno de tu lengua que me moja
es la despereza de mis apetitos náufragos.
Y me dices al oído: Los otros ya serán diluvio
en la rutina de la cuidad, cuando amanezcamos
enredados en nuestras carnes, después de saciar toda sed.
maravilosa mazcla de ternura y pasión arrolladora.
Fer,como siempre me ha gustado mucho.
Un abrazo.