Había una vez
un pichón. Que vivía con muchos otros pichones, bien acurrucados en un hermoso nido que mama pájaro había tardado meses y meses en construir. Resulta que mama pájaro cuidaba de sus pichones como nadie, los limpiaba, los acunaba, les contaba cuentos y les hablaba de las maravillas de ver el sol (ellos vivían debajo de una rama...) y de lo libres que serian el día que aprendieran a volar. Este pichón miraba a su mama y sentía que se le terminaba el mundo, que era la cosa mas linda que nunca jamás iba a conocer... un día, la mama se fue como todas las tardes a buscar gusanos para darle de comer a sus pichones... pero no volvió.
El pichón espero y espero
sus hermanitos se impacientaban y el pichón no podía evitar soltar una lagrima, algo en su panza le indicaba que la mama adorada no iba a volver... de a poco vio como ese mundo conocido y memorizado se le vino abajo en cuestión de segundos.
Así, de improviso, y sin querer entendió que significaba el sentirse acompañado, necesitado de alguien, el sentir el poder de recostarse en el pecho de alguien y ese alguien... va a saber entender.
Y el pichón miraba por entre las ramas, la luz conocida empezaba a mermar... sus hermanitos enojados con la mama porque no volvía, hambrientos y desolados decidieron que no iban a esperar mas, que mejor salir a buscarla... pero como? ¡La mama no les había enseñado aun a volar!
En vano el pichón intento decirles que tiempo al tiempo, que ya iba a volver, y que si no volvía iban a poder solucionarlo si estaban juntos. Pero no, hicieron caso omiso y por esas intuiciones que da la naturaleza, salieron del nido y abrieron las alitas. El pichoncito, con lagrimas en los ojos, vio como sus hermanitos trataban de planear sin lograrlo del todo, y se perdían en el horizonte de las ramas. ¿Que habrá sido de ellos? el pollito nunca lo supo. El, así como estaba, se hizo un bollito, y se acurruco a dormir, mientras recordaba las palabras de su mama que decía ' todo se ve tan claro con la luz de la mañana'; y así fue, se levanto al día siguiente, y creyó ver luz. No, solo era otro alba que despuntaba, nada de mama pájaro, y menos aun de sus hermanitos
¿Ahora que hago, como sigo, porque a mi? El pichoncito estaba desesperado, furioso con el mundo, que la había quitado a lo que mas amaba, que se había tragado a sus hermanos y a su mama antes de tiempo... que su mama no había logrado enseñarle aun a volar, y a descubrir lo libres que eran mientras planeaban. Entonces, frustrado, empezó a golpear con el pico la rama en la que se encontraba su nido
Picaba y picaba con furia, mientras las lágrimas le caían de los ojos... en eso se acerca otra pajarita, que merodeaba por ahí y le llamaron la atención los ruidos: tamaño espectáculo se encontró cuando vio a un pichón de los más lindos golpear con furia hasta sangrar y lagrimeando a mas no poder
La ternura se apodero de ella.... lo toco con su ala, le pregunto que pasaba y el le explico. Ella se sonrió, le dijo que estaba seguro en sus brazos, que ella no lo iba a dejar, que ella iba a enseñarle a desplegar sus alas
Y así fue...cuentan por ahi que de a poco el pichón creció, y conoció las maravillas del cielo, gracias a esa pajarita, que dicen que dicen que el estaba convencido que fue enviada por su mama.