Algún dÃa notaré una vida más brillante que la mÃa
creciendo en mi vientre,
abriéndose paso a través de mÃ.
A esa pequeña gran sonrisa
le daré todo lo que a mà no me fue dado;
mejoraré todos los errores que cometieron conmigo.
Cuando ése bebé entre en el escenario
todos los demás actores perderán valor.
Veré unos piececitos recorrer la casa con alegrÃa y torpeza
mientras la música me recuerde lo breve que esos momentos serán.
Ante mà se deslizará la etapa vital más tierna y vulnerable
en la que los sueños parecen alcanzables,
los reyes son agradables y cuidan de los niños
y un señor con barba blanca reparte regalos la vÃspera de Navidad.
Junto a esa criatura
nacerá también otra parte de mi identidad: la de madre.
Descubriré facetas en mÃ
que seguramente ni imagino todavÃa.
Y sé que en voz alta afirmo que jamás tendré hijos,
pero sólo es mi miedo a no poder lograrlo el que habla
y protege mi frágil seguridad.
SÃ,
hay un instinto maternal latente en mi interior,
una risa franca y enorme
que brota cuando hay infantes a mi alrededor,
recordándome tiempos
en los que yo creÃa ser feliz e inmortal.
Tal vez nunca encuentre a alguien
lo suficientemente loco y absurdo
como para querer compartir su vida y su genética conmigo,
pero qué alegrÃa serÃa
ver facciones de quien amo
en la cara de aquella persona por quien vivo,
esa persona nacida del sexo más precioso,
de la conexión más mágica habida.
Mi pasión por mi descendencia
será la de quien sabe que al fin habrá alguien
que jamás me abandonará.
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Para no haber sido madre tienes muy arraigado lo que es el sentir de ello. Por ello estoy casi segura que es momento te llegará´. escribes muy bonito, y te expresas muy claro me encantas. un saludo de chani.