Pasan incansables los segundos.
Los minutos vuelan y no estás.
¿Para qué seguir en este mundo
si no veo tu mirar?
Dime, pues, qué hago,
dime qué puedo hacer.
Porque tú, como un gran mago,
creaste mi querer.
¿He quizás de suicidarme,
o mejor he de desaparecer?
Dime ya, sin ocultarme
lo que tengo yo que ser.
No soporto ni un minuto más
alejada de tu sonrisa.
Déjame oír y contemplar
el espectáculo de tu bella risa.
Sé que no soy suficiente,
que en mí no está lo que buscas;
pero creo firmemente
que nuestras vidas estarán juntas.
Simplemente agarra mi mano
y déjate llevar por el calor;
No te angusties, no te asustes,
no tengas miedo, esto es amor.
No hay hueco para las dudas,
la pasión en mí brotó;
Uniré mis manos a las tuyas
y dejaré fluir mi corazón.
No te obsesiones con el pensamiento,
húndete en las sensaciones,
deja que corra libre el sentimiento
y que gobiernen las emociones.
No digas una sola palabra de negación,
no reniegues antes de empezar.
Simplemente súbete al vagón,
te aseguro que no descarrilará.
Si quieres asómate a la ventana,
disfruta del paisaje,
pero no dejes que te distraiga
el envoltorio de este viaje.
Concéntrate en nuesta historia,
fúndete entre mi silueta,
conviérteme en la novia,
que tú en el altar esperas.
Ni siquiera tengas dudas
de si lo que siento es verdadero
y si algún día te asustas
recuerda que te quiero.