TusTextos

Posdata: Te Quiero

Querido TÚ:

¿Cómo estás?
Hace un mes aproximadamente encontré entre los archivos de mi ordenador nuestras viejas conversaciones.
¿Las recuerdas?
¿Recuerdas aquella vez que me conecté y me abriste diciendo que me estabas esperando porque tenías muchas ganas de hablar conmigo?
¿Recuerdas todo lo que nos contábamos?
Yo, leyéndolas, me reía y lloraba a la vez. Sí, sí, es posible estar triste y alegre a un mismo tiempo.
En una de las conversaciones tú y yo habíamos discutido. Cuestiones de confianza mutua.
Como aquella vez que nos peleamos y al hacer las paces te confesé que había llorado y tú me dijiste que también.
Nos imagino, cada uno en su casa, llorando por el otro. Cómico. Tierno.
También encontré, en otra de las carpetas, las correcciones que me mandaste hacer. Sí, sí, aquellas de tus canciones. Dios, me encantaban y me encantan las letras.
Eras tan sumamente gracioso y tan vivaz. Pero guardabas tanta niebla dentro... Confiabas en mí más que en nadie, lo sabía todo de ti, no pasaba ni un día sin que habláramos.
A mi mente viene la primera vez que te vi. Mi primer año en secundaria. Tan inocente y tan miedica, con la necesidad de ocultarme del mundo entero... te encontré en el variable de dibujo pese a que ibas a mi propia clase. Nunca había reparado en tu existencia.
Pero allí, sentado en la fila de delante, sentado al lado de aquel niño con el que me peleaba en primaria...estabas tú.
Con tu timidez, con tu pasión por el dibujo, con tus ojos claros y tu alegría perenne.
Fue instantáneo. Como cuando un clic acciona el sistema que enciende una bombilla. Sencillo, rápido.
Supe que nunca más pasarías inadvertido ante mis ojos. Nunca.
La verdad, me asustó un poco la forma en la que mi corazón comenzó a latir al hablar contigo, y tuve que cambiarme de mesa ese día. Pero solo ese. Después nadie podía separarme de mi asiento.
Los comentarios sobre ti iban y venían en las horas de descanso. Mis amigas siempre me decían que eras un rompecorazones, y que ibas de flor en flor. ¡Qué poco te conocían!
De todas formas aún tengo grabada la primera vez que me rechazaste...gritando en medio del gimnasio que no te gustaba. Fue vergonzoso aunque mi orgullo supo relucirse.
De todos modos, los meses pasaron y llegó el segundo curso. De nuevo en la misma aula pero sin mis amigas.
Me sentía terriblemente sola. Hasta que me junté contigo y con los otros dos saltimbanquis de clase. ¡Fui tan feliz en esos tiempos!
Como aquella tarde en que quedamos en ir a su casa a dibujar y en vez de dibujar os pusisteis a bailar al estilo Michael Jackson en el salón. Fue estupendo.
Aunque la tensión y la vergüenza se palparon cuando nos tocó bajar solos en un ascensor diminuto. Creí que moriría de felicidad, aunque sé que no fue cómodo para ti.
Me habías rechazado muchísimas veces. Estaba fatal por dentro aunque jamás te lo demostré por fuera.
No podía echarte la culpa, y menos cuando, dos años después, en cuarto curso, me confesaste la verdad: llevabas toda la secundaria enamorado de una compañera que ya tenía novio y que te había rechazado en diversas ocasiones.
Pero en su momento yo no tenía ni idea de eso, cariño.
El caso es que llegó tercero, y nos separaron de aulas. Me lo tomé como una señal y decidí dejar de hablarte. Mis amigas en los últimos tiempos habían comenzado a agobiarte para que aceptaras salir conmigo y no quería que lo siguieran haciendo.
Era insoportablemente doloroso tropezarme contigo en los pasillos, mirarte a los ojos, y no saludarte. Fingir indiferencia cuando duele algo, duele el doble.
Con el tiempo aprendí a acostumbrarme a esa situación. El hecho de que me operaran y no fuera a clase en cinco meses facilitó la tarea.
Seguí adelante con mi vida hasta que llegó cuarto, el último curso, y ante mi sorpresa, nos tocó de nuevo juntos.
Las dos primeras semanas las pasé sin hablarte y evitándote en clase. Eso, para alguien tan amigable y buena gente como tú, debió ser un tanto difícil. Así que me abriste chat en Facebook una tarde de septiembre... Cumplidos ya los tres años de conocernos.
Hablamos y me diste tu messenger.
Bfff no tienes ni idea de lo que eso significó para mí, porque fue una patada directa al centro de mi orgullo. Tuve que reconocer que seguía enamorada de ti y volver a mentalizarme de que no había ninguna esperanza de tener algo más que amistad o compañerismo contigo.
Pero la confianza fue a más... para octubre ya éramos inseparables.
Me acuerdo de aquella clase de latín, viendo Jasón y los Argonautas, cuando te sentaste a mi lado, estando yo recostada en la mesa, y me abrazaste y te acostaste en mí. Olías tan bien...
O cuando me dijiste que tenías que hablar conmigo a la hora del recreo, y llegó la hora y te escapaste, esperándome con los chicos en una parada de bus cercana a donde yo iba siempre, me agarraste del brazo y nos la pasamos caminando abrazados mientras me explicabas tus preocupaciones, esas que no les contabas a nadie, solamente a tu madre y a mí. Cuantas veces después de dejarnos de hablar hice el mismo recorrido yo sola para torturarme.
Recuerdo cuando me dijiste que yo era tu pareja ideal y que yo me merecía algo más que alguien como tú. Recuerdo tu risa avergonzada y fanfarrona de cuando te decía que eras perfecto y tú lo negabas. Eras y eres increíblemente mono, ¿sabes?
Pero en diciembre te volví a dar la oportunidad de intentar algo juntos, después de oírte decir miles de veces que era tu "pre-novia"...de nuevo lo que obtuve fue una negativa. Una más.
Así que cuando otro me pidió para salir no lo pensé y aproveché la oportunidad que la vida me ofrecía para intentar olvidarte. Me costó cara esa decisión.
Dejaste de hablarme, y yo no presté demasiada atención a ese hecho. Estaba en una nube ficticia, que me impedía ver nada más que mi estado de ánimo. Tuve una discusión con él. Por sus mentiras. Cuando llevábamos él y yo apenas tres días me advertiste de que no era quien parecía...y no te creí. Fue la última conversación agradable que tuve contigo.
En esa primera discusión con él, fue cuando percibí que tú no eras el de siempre. Te pregunté, me dijiste que no pasaba nada. Estabas serio y frío conmigo.
Le pedí a una de mis amigas que, casualmente era y es amiga tuya también, que te preguntara qué te pasaba conmigo. Tu respuesta fue tajante: es mejor cortar por lo sano.
¿Cortar el qué, mi vida? ¿Lo que nunca quisiste que naciera?
Sigo sin comprenderte...
Reanudé mi relación con él, y te dejé tu espacio. Al ver que pasaban las semanas, que nos mirábamos pero no hablábamos, te mandé un mensaje de texto al móvil. ¿Lo recuerdas?
Te rogué que me esperaras en la parada de bus, que quería hablar contigo.
Lo hiciste. Cuando llegué a la puerta del instituto me estabas esperando. Distante.
Te interrogué y no me dijiste qué te ocurría.
"No me pasa nada, en serio. No me pasa nada". Y diste por zanjada la situación.
Esa noche hablamos por messenger. La última vez que lo había intentado fue para contarte mis problemas con él y me dijiste que no era un buen momento para hablar de eso y que te tenías que ir. En cambio, esa noche fue distinta. Fuiste bastante sincero.
Me dijiste que nos peleábamos mucho y que desde que no hablábamos me veías más feliz. "Más llena de vida" sin ti... ¡Vaya tontería, amor!
Siempre tuve ojos para ti y tú siempre habías tenido ojos para otra...
Quedamos en que todo andaba bien, que volverías a hablarme...Pero no fue así.
Te pasaste una semana serio y cabizbajo, y un viernes me arrodillé a tu lado, que estabas sentado, apartado de los demás, en el pasillo, y me trataste tan mal... de nuevo mi orgullo actuó y nunca más hablamos.
Da igual cuantas veces lo haya intentado, da igual cuantas miradas nos hayamos dedicado... seguimos sin hablar y creo que así va a ser de ahora en adelante como va siendo desde hace más de cinco meses.
Te echo de menos, muchísimo. Echo de menos la complicidad que teníamos.
Es cierto que ya no te fuerzo a que tengamos contacto. Asumí tu decisión de estar lejos de mí y muy probablemente ya ni estés dolido por lo que pasó.
Una parte de mí sabe que te decepcioné y...lo siento. Pero también tuviste una parte de culpa al no darte cuenta de lo que tenías...
Todo esto es tan trágico... Pero las cosas duran lo suficiente para dejar un buen recuerdo, para enseñarnos algo útil, para abrir la puerta a futuras historias.
¿Sabes? Te deseo lo mejor del mundo, yo intentaré cumplir mis sueños. Haz tú lo mismo, ¿sí?
Aquí tendrás siempre una amiga.

Foryou1396~
17082012

PD: Te quiero
Foryou139617 de agosto de 2012

1 Recomendaciones

2 Comentarios

  • Farasi

    Es precioso, muy emotivo, me encanta. Aunque encuentro que es demasiado largo y es posible que la gente se canse antes de llegar a acabarlo de leer. Y es un texto que merece la pena leerlo.
    Me encantan tus textos.

    26/03/15 02:03

  • Foryou1396

    Mil gracias por leerme y comentar, Farasi!

    Un saludo!
    S.

    26/03/15 09:03

Más de Foryou1396

Chat