Es probable que no tenga muchas más ocasiones
de escribirte y hacerte eterno.
Poco a poco siento cómo los centímetros
se van instalando con paciencia entre nosotros,
evitando que nos acerquemos,
que nos queramos.
Ya no veo en tu mirada
el amor incondicional y fiero
que afirmaba luchar por su lugar en mi clavícula
ni los besos llenos de ansia y de rabia
contra la lentitud del reloj que nos separaba.
Yo,
que solamente tengo en mente
recorrer las millas necesarias para abrazarte,
estrujarte
hasta el punto de que tu existencia se funda con la mía,
contemplo,
impotente,
cómo mi inconstancia y mi mal carácter te pierden
y te echan fuera de mi vida,
a pesar de todo,
a pesar de mí.
Ojalá pudieras adentrarte en mis neuronas,
en mis términos nerviosos,
en mis venas llenas de sangre roja,
en mi corazón.
Verías así que en mí no habita nadie más que tu nombre,
que vivo porque vives,
que vivo porque sonríes
y aún más si es gracias a mí.
Adoro las cosas más insignificantes,
como tus mejillas tiernas o tus cejas rebeldes;
adoro tu barba bicolor, tus rizos,
tus picaduras de mosquito, si me apuras.
Lo que duele ver a la persona que más amas
dejando lentamente de amarte
no lo sabe nadie mejor que yo al perderte.
Ojalá te quieran un cinco por ciento de lo que yo te quiero
y te mimen,
se acurruquen a tu lado,
se acuesten contigo por amor y no por otro motivo cualquiera.
Ojalá en cada beso que te den
pongan la misma pasión y dulzura que pongo yo al besarte
y aprecien el sabor perfecto de tus labios.
Te quiero tanto...
De mi blog: http://myowncarpediem.blogspot.com.es/
