TusTextos

11 Historias Capitulo 04: un Día Bastante Extraño (parte 2)

Un día antes
7:02 Pm
Ramiro, sus socios y los nuevos inversionistas festejan bastante contentos en un club bar de gran nivel y muy popular entre las personas de la alta sociedad.
— ¡Salud! — Gritaba Ramiro ya bastante tomado y alzando su copa — ¡salud he dicho!, ¡salud por nuestros amigos franceses!...— se acerca al Sr. Dupont sentado a su derecha en una de las mezas junto a otros socios — ¿Cómo de dice salud en francés? — le pregunta.
— ¡Santé! — le contesta también ya algo ebrio y alzando la copa.
— ¡Santé! — grita Ramiro. — ¡Santé por nuestros amigos nuevos! —
— ¡Santé! — gritan al unísono todo el grupo que acompañaba a Ramiro el cual se sienta nuevamente y bebe.
— ¡Amigo Ramiro, déjame decirte que la estamos pasando Genial… — le dice el Sr, Dupont. Casi gritando ya que la música del lugar no dejaba que hablaran a volumen normal — …Creo que nos vamos a llevar bastante bien, nos gusta tu forma de festejar!
— ¡Y eso que aun es bastante temprano, Sr. Dupont!, ¡Le aseguro que se pondrá muchísimo mejor!— le dice sonriéndole.
— ¡la única forma que esto se ponga mejor seria si aparecieran unas buenas muñecas por aquí! — le dice riendo.
— ¡no se preocupe Sr. Dupont!, ¡conozco un lugar donde hay unas bellezas sin igual, que sin duda lo amarán! — le dice.
— ¡¿entonces que esperamos?! — Le dice terminando su copa — ¡vamos para allá ahora mismo!
Ramiro se levanta y termina su copa también.
— ¡para allá iremos ahora mismo! — dice Ramiro. — ¡Félix! — llama a su amigo que estaba bebiendo y carcajeándose con unos socios e inversionistas en la otra meza.
— ¡Dime, hermano, ¿Qué ocurre, se divierten?! — pregunta.
— ¡Aquí nuestro amigo el Sr. Dupont desea ir a un lugar… menos formal y con algunas nenas, tu ya sabes….! — le dice.
— ¡no se diga más! — Exclama Félix — ¡Sr. Dupont, lo llevare al club de un amigo mío donde hay unas preciosuras… le aseguro que no querrá regresarse a su país! — Le dice reventando en carcajadas.
— ¡se oye bien!, — contesta Dupont. — ¡…vamos entonces! — dice.
— ¡si, vámonos, allá continuaremos la fiesta! — grita Ramiro levantándose igual que el Sr Dupont y sus compañeros.
Al día siguiente
— ¿A dónde vamos Sr.? — le pregunta Johan a Ramiro caminando sin rumbo aparente.
— Pues vamos a averiguar si es cierto lo que te dijo la maestra — le contesta con seriedad al niño evadiéndole la mirada.
— ¿a que se refiere? — Pregunta—. ¿Qué va a hacer?
— que vamos a buscarte, se supone que estas en un hospital o algo así, ¿no? — le dice.
— Pero, Sr. Yo estoy aquí con usted.
— Lo se, pero…— se detiene y lo mira —… esto esta muy extraño, es decir… hoy nos han pasado a ambos cosas realmente bizarras, si hubiera sido solo a mi, bueno, pensaría aun que es una especie de jugarreta mal intencionada, pero niño, ¿a los 2? No lo creo, se que suena totalmente increíble, ¿de acuerdo? Pero comienzo a creer que… quizás todo esto que nos pase sea muy real.
— ¿quiere decir que… entonces yo no soy yo?
— no lo se, pero por eso vamos a buscarte a ti… o el que aparentemente eres tu. Que debe estar en un hospital. — le dice con seriedad.
— y si de verdad estoy en un hospital… — le dice con angustia.
— Vamos, sabemos que eso seria imposible en realidad… pero, si resulta que estas en un hospital, eso significaría que “esta” no seria la realidad.
— Sr. Me asusta — le dice mirándolo con miedo.
— No, no te asustes, amiguito. — le dice colocando su mano en el hombro del pequeño —. Eso querría decir que estamos soñando o algo así, y ya sabes, siempre terminas levantándote de un sueño.
Continúan caminando en dirección a la avenida.
— ¿entonces estamos soñando? — pregunta el niño caminando al lado de Ramiro.
— Todo depende de lo que hallemos en el hospital, amiguito…
— ¿y que cree que encontremos? — le pregunta.
— no tengo la mas mínima idea, aunque mi sentido común me dicte que no encontraremos nada… una parte de mi se niega a creerlo. Así que, esperemos. — contesta. —por cierto ¿a que hospital te llevaría tu mamá? ¿Al de la ciudad o a uno privado? — le pregunta, — el hospital central esta cerca.
— eso si me acuerdo, me lleva al hospital Santa Cecilia. — le dice. — recuerdo que ahí fuimos hace poco para un examen de la vista que me hicieron.
— A esa misma clínica suelo ir también yo, — le dice. — es bastante buena ¿cierto?
— Pues no me gusta ir al hospital.
— Como sea, entonces ahí iremos — mira al niño — vamos a tener que caminar un rato he.
— estoy cansado, Sr. Y tengo hambre, ¿no podemos ir en autobús?
— No tengo ni un centavo, amiguito, pero… ya se que hacer. — Dice.
Ramiro aprovecha el estar vestido como un pordiosero y pide unas monedas a las personas que cruzaban por la calle mientras Johan se esconde cerca para no ser visto. Normalmente Ramiro no se hubiera rebajado a pedir limosna en las calles, pero no podía dejar al pobre niño de hambre ni hacerlo caminar tan lejos.
Un rato después reúne dinero suficiente como para comprarle al niño un par de galletas y un jugo, con el dinero extra toman el autobús y directo al hospital.
— ¿quiere una galleta, Sr? — le pregunta Johan a Ramiro en el autobús.
— No, come tu, amiguito, yo estoy bien. — le contesta, aunque si tenia hambre.
Pero la angustia de no saber que esta sucediendo era un impedimento para poder comer con tranquilidad, Ramiro analizaba mental mente la situación, de encontrar que lo dicho por la maestra de Johan era cierto y que el niño realmente estaba en un hospital ¿entonces quien es el que esta a su lado comiendo unas galletas? ¿Acaso esta soñando? ¿O es parte del sueño del niño? ¿Esta drogado? ¿Por qué no recuerda nada del día anterior? De encontrar al niño en el hospital ¿Qué haría? ¿Qué significaría eso? ¿En que realidad se encuentra? Y una cosa muy importante ¿Dónde esta el entonces?
— ¡Sr! — decía Johan Moviendo a Ramiro quien se había quedado dormido.
— ¿He… ya llegamos? —pregunta despertándose y algo confundido.
— Si, eso dijo el chofer.
— De acuerdo… ¡bajan en el paradero! — grita Ramiro levantándose. — Vamos, amiguito, es la hora de la verdad.
— Tengo miedo… — dice el niño colocando medio paquete de galletas en el bolsillo de la chaqueta que traía puesta.
— También yo… — le contesta bajando del autobús. — Un momento…
— ¿Qué ocurre, Sr? — pregunta Johan.
— No me van a dejar entrar….
— ¿entonces…?
— Ya se me ocurrirá algo, niño, ahora vamos… — le dice.
Ambos caminan en dirección al hospital y se detienen justo en frente al lado de un puesto de revistas.
— ¿entonces como podríamos entrar, Sr? — pregunta el niño.
— Lo mejor será fingir que estas muy mal…podría resultar para que ingreses.
— ¿pero lo dejaran entrar a usted? Yo no quiero entrar solito.
— Claro seguramente me dejaran ingresar también.
— Bueno, ¿entonces que hago?
— Solo tienes que gritar ¡hay me duele, me duele mi pansa! o algo así ¿ok?
— SI, pero….
— ¿Pero que?
— ¿me inyectaran?
— Vamos, ¿me dirás que te asusta eso en estos momentos? niño, si lo que dijo tu maestra es verdad es probable que dentro te encuentres tu mismo.
— Pero tengo miedo, Sr. — le dice.
— Te entiendo, pero…— entonces Ramiro nota algo en una revista colgada en el puesto de revistas cerca a ellos.
Ramiro se acerca y lee el encabezado de la revista con una clara expresión de Sorpresa y de terror.
“El estado de salud del vicepresidente de INL y Asociados. Ramiro Quiroz Mendizábal a casi 8 meses del accidente que sufrió en la Av. Mendoza # 276 cruce con Toledo sigue siendo reservado, fuentes allegadas al empresario dicen que no ha habido avances en su recuperación”
— ¿Qué es esto? — dice Ramiro tomando la revista. — no puede ser…
— ¿Qué ocurre Sr?— pregunta Johan acercándose.
— Esto debe ser una… una pesadilla…. — decía mientras buscaba el articulo dentro de la revista. — esto… no lo puedo creer…
Ramiro encuentra la página y ve la imagen de su auto casi destrozado en la autopista a un lado de su fotografía.
“El 12 de marzo del presente año el vicepresidente de INL y Asociados Ramiro Quiroz Mendizábal tubo un accidente de auto en la Av. Mendoza # 276 cruce con Toledo a las 9:15 PM. Quiroz que según se sabe veía de una reunión de negocios chocó contra otro auto conducido por Cesar Santos Villar quien regresaba con su familia de un show escolar de su hijo Johan Santos Carillo…”—Al leer esto Ramiro no lo pudo creer. —… “Quien quedo gravemente herido, ambos fueron llevados al hospital Santa Cecilia para ser atendidos de urgencia. Aparentemente hasta el día de hoy ambos siguen grabes, declaraciones del padre del menor de 9 años nos dice que n hay mejoría alguna, en tanto a Quiroz no se sabe nada concreto, pero su hermano Juan Quiroz deslizo que su estado es aun muy grabe”
Ramiro arroja la revista al suelo.
— ¡¿que demonios es esto?! — grita
— ¡Oiga! — Le grita el dueño del puesto de periódicos — ¡largo de aquí vago!
— ¿Qué ocurre sr? — le pregunta Johan.
— ¡no, no tiene sentido! Yo…. ¿8 meses?
— Sr….
— Johan… —mira al niño — creo que… creo que yo… te atropelle, amigo.
— ¿He?
— No se como explicarte esto, pero… al parecer los 2 estamos dentro de ese hospital gravemente heridos…
— ¿También usted? — le pregunta.
— ¡Maldito vago, malograste la revista! ¡¿La vas a pagar entiendes?! — dice el vendedor de revistas tomando a Ramiro de Brazo.
Ramiro gira rápidamente y se suelta de el.
— ¡Si me vuelves a tocar maldito estúpido, te voy a arrancar la cabeza! ¡¿Entendido?! — le grita al vendedor que se sorprende y retrocede unos pasos.
— yo…yo… ¡voy a llamar a la policía! — dice alejándose.
— Escúchame, Johan, tenemos que entrar… así que tienes que hacer lo que te digo… ¿ok?
— Pero como es eso que me atropello, yo no recuerdo nada…
— Tampoco yo, pero tienes que hacerte el enfermo, es la única manera de ingresar y… averiguar que ocurre aquí.
— De acuerdo, pero no deje que me inyecten, ¿si?
— No te preocupes no dejare que te hagan nada, amigo….
— ¡alto ahí! — grita un oficial de policía que se acercaba con el vendedor de revistas.
— Mierda… — dice Ramiro. — Vamos, corre — le dice a Johan quien sale corriendo y cruza la pista hacia el hospital.
Ramiro trata de ir tras el, pero tropieza con un hombre que estaba cerca, cayendo los 2. El Policía lo atrapa y este forcejea por soltarse, ya al otro lado de la autopista Johan solo lo observa y lo llama — ¡Sr.! —Repetía Johan, quien corre de regreso donde Ramiro quien logra soltarse del policía y va en dirección al Muchacho, en eso un accidente de autos hace perder el control a un taxista que se dirige directamente donde el pequeño que se queda paralizado del susto. Ramiro corre rápidamente y logra empujar al pequeño lanzándolo contra la acera. Pero el taxi golpea duramente a Ramiro lanzándolo contra otro automóvil delante de el, Ramiro golpea el auto y cae al suelo donde se queda inmóvil.
— ¡Sr.! — Grita Johan Corriendo donde Ramiro, pero es detenido por unas personas que se acercan a ver el accidente.
— ¡No te acerques muchacho, no te acerques! — le repetían las personas tomándolo para que no se dirigiera donde Ramiro estaba tirado y ensangrentado.
— ¡esta muerto— se escuchaba decían la personas.
— ¡se esta desangrando!—
— ¡No sobrevivirá!— decían otras personas.
— Tiene el brazo destrozado —
— ¿pero de donde salió?—
— Creo que lo perseguía la policía —
—Es un héroe—
— SI, salvó al niño —
Las personas se acumulaban alrededor de la trágica escena mientras Johan trataba de acercarse y no lo dejaban.
Unos paramédicos salen rápidamente y levantan el cuerpo de Ramiro.
— Este muy mal, casi no respira. — decían los paramédicos.
— ¡Hay que llevarlo a trauma 1, ahora mismo o morirá! —
Ramiro aun consiente escuchaba todo, y podía ver la imagen borrosa de los paramédicos levantándolo y de la gente a su alrededor, y a un lado a Johan gritando y llorando tratando de ir con el, Ramiro trataba de mover una mano para alcanzar al niño, pero no lo logra y pierde el conocimiento.
— ¡No se muera Sr. Ramiro! — es lo ultimo que escucha de vos del pequeño Johan.´
La noche anterior
8:45 PM
Club La gata Cola Rosa, un club nudista de la ciudad bastante Exclusivo.
Ramiro bastante ebrio sigue festejando con el Sr. Dupont y sus compañeros bien acompañados por unas chicas hermosas.
— ¡Le dije que este lugar era fantástico! — exclama Ramiro.
— ¡Ya lo veo, Ramiro, me encantan estas preciosuras! — Dice Dupont besando a la acompañante poco vestida que traía sentada en sus piernas — ¡de verdad que esta noche se pone mejor a cada segundo! — dice.
— ¡sin duda, amigo Dupont! — le contesta bebiendo.
— ¡Lo bueno es que mi mujer y mis hijos están a kilómetros y kilómetros de distancia, así que puedo festejar sin temor a ser pillado! — ríe a carcajadas y bebe. — ¿tienes familia Ramiro? —le pregunta.
— ¡Si, tengo esposa y 2 hijos maravillosos…! — Entonces mira su reloj — ¡mierda, se me olvidó! — grita Ramiro levantándose sorpresivamente de la meza empujando a la chica que traía sentada sobre el.
— ¡¿Qué te ocurre, Amigo?! ¡Casi tiras a la dama…! — pregunta el Sr. Dupont.
— ¡Mi hija… hoy, hoy tenia un baile a las 8:00PM…tengo que ir… no la quiero decepcionar otra vez….! — dice saliendo de la meza empujando a la chica cerca a el.
— ¡He, Ramiro, es temprano, Amigo, no te vallas! — Dice el Sr. Dupont tomándolo del brazo.
— ¡No, imposible, si no voy me van a matar! — dice buscando sus llaves del auto.
— ¡No seas así, Ramiro, quédate! — insiste Dupont.
— ¡No puedo, de verdad que no… pero ya la continuaremos en otra ocasión, después de todo nos veremos muy seguido, Dupont! — le dice dándole un abrazo y dirigiéndose a la salida.
Félix al igual que otros estaba muy entretenido con las mujeres como para ver o despedirse de Ramiro quien se dirige rápidamente a su auto.
Fuera el chofer de la empresa que había traído a los inversionistas lo alcanza.
— Oiga, Sr. Quiroz, —le dice — no pude manejar en ese estado deje que lo lleve yo.
— No, no, no te molestes, tu quédate para que lleves a Dupont y a los demás, yo estoy bien… — dice luchando por abrir la puerta de su auto.
— Sr. Quiroz, no lo puedo dejar manejar así. — insiste.
— ¡escúchame bien, imbécil…! — Le grita y lo empuja cuando este trata de quitarle las llaves — ¡… no va un chofercito de quinta a decirme que mierda a hacer! ¡¿Entendido?!
— Sr. Quiroz, no puede conducir en ese estado, por favor — le sigue insistiendo.
— ¡no me jodas, y espera que salgan los demás para que los lleves! — se sube a su auto.
Enciende el auto y parte rápidamente.
Unos minutos mas tarde Ramiro no nota un alto y lo pasa chocando fuertemente contra una camioneta que da barias vueltas y se estrella contra un poste de alumbrado publico. El auto de Ramiro queda destrozado con el dentro.
8 meses más tarde en el hospital.
Al abrir los ojos Ramiro escuchaba una vos a su alrededor bastante familiar que gritaba.
— ¡esta despertando! — Era una vos de mujer, era la voz de Roxana — ¡alguien, doctor, ayuda! ¡Esta despertando mi marido! —repetía.
— ¿Roxana?— dice Ramiro esforzándose — ¿eres tu? —pregunta en voz casi inaudible
— Si, amor, soy yo… —dice entre lagrimas.
— Yo…tuve un sueño….muy raro… yo…. —trata de levantarse pero se le hace difícil. — no me puedo mover… yo…
— Tranquilo, Ramiro, tranquilo… ya viene el medico…. Te amo— le dice besándolo.
— yo… ¿Dónde estoy?...— se preguntaba aun no podía ver bien a su alrededor todo estaba borroso para el — ¿Dónde esta el niño…?
— Están en casa, tus hijos están en casa se pondrán muy felices, Ramiro… — les dice.
Entonces un doctor y unas enfermeras ingresan.
— Vaya, es sorprendente, pensábamos que tomaría más tiempo en recuperarse— dice el medico Acercando una luz a los ojos de Ramiro. — Sra. Debe salir un instante, vamos a hacerle unas pruebas. —le dice.
— Si, Doctor — contesta.
— ¡No, no te vallas...!— Dice Ramiro. — yo…Roxana.
— Tranquilo, Amigo, solo serán unas pruebas. — le dice el doctor quien comienza a revisarlo.
Un rato mas tarde Ramiro esta recostado en su cama y Roxana a su lado dándole de comer una gelatina.
— No sabes lo feliz que se han puesto los niños al escuchar la noticia — le dice sonriéndole. — ya están en camino, quizás tarden un poco ya que pasaran por tu mamá, no le quise comunicar por teléfono ya que podría desmayarse, así que Juan y los niños irán por ella.
— Entiendo… — contesta Ramiro aun algo confundido por los sedantes. —,… entonces he estado en coma…estos 8 meses…se me hace difícil creerlo.
— Pero así fue, tuviste un fuerte accidente, casi mueres…
— mis piernas…no las siento. — dice tocándose.
— SI, el doctor…. Dice que es muy probable que… que recuperes la movilidad de las piernas en unos días.
— ¡Demonios! — dice. — ¡8 meses!
— SI, 8 meses en los que he estado aquí sin faltar un solo día. — le dice y comienza a llorar — pensaba que jamás despertarías, Ramiro.
— Tranquila amor… — la abraza — ya estoy aquí.
— Ah sido como una horrible pesadilla. — le dice.
— Si, te entiendo, también he sentido como si despertara de un horrible sueño. — le dice recordando — fue tan real, soñé que era otra persona, ¿sabes? Yo…
—Ahora que mencionas eso…— interrumpe Roxana. —… me llamaron esta mañana. ¿Sabes que me dijeron?
—… ¿Qué?
— Me llamó un gracioso diciendo que eras tú, ¿te imaginas? Me marcó 2 veces, tuve que apagar mi celular.
Ramiro se queda paralizado.
— ¿Por qué pones esa cara? — le pregunta Roxana al ver la mirada de Ramiro que reflejaba sorpresa.
— No, no es posible….
— eso mismo, yo estaba aquí a tu lado cuando me llamaron, no ignoro quien haya sido el gracioso que hizo ese chiste de mal gusto. — dice Roxana proponiéndose a darle mas gelatina a Ramiro.
— No, no puede ser… no, es imposible, debo estar soñando. — repetía Ramiro.
— ¿Qué te pasa, amor? — pregunta Roxana.
— El niño, el niño…. — dice Ramiro tratando de bajar de la cama.
— ¡tranquilízate, Ramiro! — Dice Roxana agarrándolo para que no caiga — ¿Dónde quieres ir? ¿Qué niño?
— El niño, el que estaba en el accidente… Johan, Johan santos.
— ¿Cómo sabes como se llama el niño? — le pregunta sorprendida.
Ramiro toma fuertemente a Roxana
— ¿Qué haces, Ramiro? — dice ella algo confundida.
— ¡el niño!, ¿dime donde esta?! — pregunta insistentemente.
— ¡Esta en otro piso! ¡¿Qué te ocurre?! — le dice.
— Llévame, llévame donde el. — insiste.
— Ok, pero tranquilo— le dice.
Roxana ayuda a Ramiro a subirse aun silla de ruedas y suben al tercer piso y se dirigen a la habitación del niño.
—Aquí es, el… esta en coma igual que tu lo estabas — le dice Roxana a Ramiro.
— Quiero entrar, quiero verlo — Dice.
— No lo se — se acerca a la puerta y a través del cristal a la madre del niño sentada al lado de la cama —… su madre esta dentro.
— Por favor, necesito verlo, Roxana. — Le dice con una expresión de desesperación como si todo dependiera de eso.
— de acuerdo, hablare con la señora, pero no se si… si quiera dejarte entrar.
— Por favor, intenta convencerla.
Roxana ingresa a la habitación y no sale en unos minutos, fuera Ramiro se mordía las uñas pensando y pensando. Un rato después Roxana sale de la habitación.
— ¿y bien? — pregunta Ramiro.
— Dice que esta bien, que solo un momento.
— ¡Gracias, gracias! — repetía mientras entraba en su silla de ruedas.
Al ingresar ahí en la cama no podía creer lo que veía, era el pequeño Johan, postrado, con mal semblante, muy delgado y conectado a tubos. Ramiro no pudo evitar sentirse horriblemente mal y derramar unas lágrimas.
—llorar no logra nada, Sr. Quiroz. — le dice duramente la madre del niño.
— Lo se… pero… no puedo evitarlo al verlo así…
— habla como si lo conociera…
— No me creería…
— Ramiro, creo que debemos regresar a la habitación, debes descansar… — dice Roxana.
— Hubo un accidente fuera del hospital. ¿Cierto? — le pregunta a Roxana.
— SI, chocaron unos autos y atropella.. ¡¿Cómo lo sabes?! — le pregunta sorprendida.
— ¡¿que mas sabes?! — pregunta Ramiro.
—Yo…
— Creo que ya deben salir — interrumpe la madre de Johan. — quiero estar a solas con mi hijo.
— Si, entendemos — dice Roxana sacando a Ramiro quien seguía preguntando.
— ¡¿Qué mas sabes, Roxana?! —insistía mientras ella lo llevaba por el pasillo.
— Estas muy extraño, vamos para que…
— ¡Demonios, Roxana! — Grita deteniendo las ruedas de la silla y girando a verla — ¡atropellaron a un mendigo! ¡¿No es así?! — pregunta insistentemente.
— Si, así es…me lo dijo una enfermera… pero… ¿Qué te ocurre? — le pregunta.
— No me creerías, Roxana… — comienza a dirigirse al ascensor.
Roxana lo alcanza rápidamente.
— ¡¿Dónde vas?! — le dice entrando al ascensor junto a el.
— Me llevaras a ver a ese mendigo. — le dice.
— Ramiro, comienzas a asustarme, mi amor… ¿Cómo sabes esas cosas? ¿Y para que quieres ir a verlo?
— Solo llévame, ¿si? — La mira — te prometo que te explicare todo después de ir a ver al mendigo… por favor… solo llévame…
Roxana accede aunque aun pensado que Ramiro no esta bien del todo.
Al llegar a emergencias Ramiro pregunta a las enfermeras acerca del mendigo que fue atropellado y del niño que venia con el.
— ¿conocía usted al mendigo? — pregunta la enfermera a Ramiro.
—si, lo conocía de algún modo. — contesta.
— pues lamentablemente el mendigo no aguanto la hemorragia y falleció hace 30 minutos.
— No puede ser… ¿y el niño? — pregunta Ramiro.
— Pues había un niño que insistía en estar al lado del mendigo, fue muy conmovedor, aparentemente era su amigo o su padre…
— ¡¿Dónde esta el niño?! — pregunta Ramiro eufóricamente.
—…esta en reposo, sufrió un fuerte golpe emocional cuando se enteró que había muerto su amigo… esta en una cama descansando, un medico lo ha sedado, era la mejor forma de controlarlo, estaba desesperado.
— ¡oh, dios, Johan! — Dice muy angustiado — ¡lléveme donde el niño, por favor! — le dice a la enfermera tomándola del brazo.
— ok, lo llevare…— comienza a caminar a través del pasillo. —…supongo que usted conoce al niño.
— Si… — contesta.
— ¿de donde conoces tu a un mendigo y a su hijo o lo que sea? — le pregunta en el oído Roxana a Ramiro.
— Ya te lo contare después, te lo prometo, Roxana.
—Aquí es, — dice la enfermera parada frente a una sala grande, dividida por cortinas donde habían cerca de 8 camas. — Síganme — les dice guiándolo a una de las camas.
La enfermera abre la cortina dejando ver a un niño vestido igual a Johan, la misma posible edad pero con una cara diferente a la que Ramiro había visto por última vez.
Ramiro se acerca confundido, ya que no reconocía a Johan, no podía creer que era el.
— Esta… ¿esta segura… de que este es el niño? —pregunta Ramiro acariciando la cara del pequeño ahí dormido.
— Si, es el que el mendigo salvó, lo empujo antes de ser atropellado…— dice mirando a Roxana —… ese mendigo fue un héroe, ¿no es increíble?
— Si, es bastante heroico…. — contesta ella.
—Entonces… por eso no nos reconocían…— dice Ramiro.
— ¿perdón? — pregunta la enfermera.
— No, nada… ¿podría dejarnos solos un instante? —pregunta.
— SI, ya regreso, tengo que hacer unas cosas, este lugar es un loquerio. — dice saliendo de la sala.
— ¿me explicaras ahora? — le dice Roxana.
— Solo si estas dispuesta a escuchar algo que te sonara realmente increíble…
— Creo que…
— ¡espera, esta despertando! — Dice Ramiro mientras veía a Johan despertarse. — amiguito…hola…— le dice acercándose a el lo mas que podía con la silla de ruedas.
— Sr… pensé que…. — dice aun mareado por los calmantes. —…que me había… me había dejado solo….
— No, no te voy a dejar solo, amiguito, estoy aquí…. Aquí contigo — le toma la mano fuertemente.
Roxana muy confundida no podía entender que estaba ocurriendo, solo miraba sorprendida la escena tan extraña frente a ella.
— Yo… yo lo vi, lo vi cambiar de cara…. Yo… yo me asuste, me asuste… mucho.
— SI, me imagino… yo también estoy algo asustado — le sonríe —pero… todo se resolverá, ¿ok? No se como, pero te regresaras a tu cuerpo….
Roxana no podía entender ni creer lo que escuchaba de boca de su esposo.
— Usted, se ve diferente... más viejo.
— Si, — sonríe — yo, he regresado, este soy el yo de verdad…. — le dice al niño.
— Ella, ella… ¿ella es su esposa? — pregunta.
— SI, ya me reconoce… — le dice.
— yo…quiero ir con mi mamá, Sr.
— Yo te llevare, pero si vamos ahora no te reconocerá… y será peor, yo mismo casi no te reconozco.
— Sr…
— ¿Qué ocurre? — pregunta Ramiro.
— Me duele la cabeza…mucho….
— Si, deben ser los medicamentos.
Johan comienza a tomar su cabeza y a retorcerse extrañamente.
— ¡Mi cabeza, Sr! — gritaba.
— ¡ve por la enfermera! — grita Ramiro a Roxana quien sale corriendo.
— ¡Me duele mucho, Sr.! — Gritaba y se retorcía.
Ramiro trataba de agarrarlo y calmarlo, pero le era difícil desde la silla de ruedas.
— ¡Aguanta ya viene la enfermera! — Le dice tratando de agarrarlo— ¡oh mierda! — Dice Ramiro al ver sangre salir de la nariz del niño — ¡enfermera! — Gritaba fuertemente — ¡¡Venga pronto, por favor!!
— ¡Me duele, me duele!
Johan daba fuertes gritos de dolor mientras la sangre salía de su nariz y de sus oídos. Ramiro muy asustado trataba de sostenerlo y de limpiar la sangre que seguía saliendo. Pronto Johan comenzó a convulsionar.
Las enfermeras y un medico corren rápidamente en su ayuda, Roxana saca a Ramiro de la sala aunque lo ultimo que el deseaba era alejarse del pequeño.
Ramiro ve desde la entrada, sujetado por Roxana como las enfermeras y el doctor intentan sujetar a Johan que seguía convulsionando, un rato después el niño deja de luchar. Las enfermeras lo sueltan, el doctor retrocede unos pasos, el corazón de Ramiro palpitaba tan fuerte y rápido que casi se escuchaba fuera de su pecho. — ¿Qué pasa? — se pregunta Ramiro mirando la escena. El doctor mira su reloj, mala señal. — Hora de muerte — se oye decir. — ¡No! — grita Ramiro.
—¡¡¡No!!! — Grita Ramiro.
— ¡cálmate, amor, me asustas! — gritaba Roxana tratando de que este no callera de la silla.
— ¡¡No puede haber muerto, no, mierda!! — Gritaba — ¡¡¿Por qué?!! ¡¡No lo entiendo!!
— ¡Tranquilo, Ramiro, por favor! — repetía Roxana.
— ¡es que no entiendo…¿Por qué?...¿por que moriría?... yo…yo también morí, pero…
— Sera mejor que te den un calmante, estas… estas diciendo cosas extrañas y…
— Llévame donde Johan, en el tercer piso, por favor, necesito ir a verlo otra ves.
— No, te llevare donde una enfermera para que te de un calmante…
— ¡nada de eso, — comienza a moverse en dirección al ascensor — iremos o iré solo al tercer piso a ver al niño, creo que…!
— ¡no! — le grita Roxana deteniéndolo. — ¡iras a que te den un calmante y te llevare a tu habitación, Ramiro!
— ¡Roxana,… — le dice sin si quiera voltear a verla —… iré a ver al niño en el tercer piso quieras o no, es muy importante, se que todo esto es una locura, se que estoy actuando como loco y digo y hago cosas que no entiendes, y al demonio, tampoco yo las entiendo bien,— la mira — pero créeme, necesito ir al Tercer piso, donde el niño, creo que… creo que algo puede haberle pasado.!
Roxana lo mira fijamente y pensativa.
—Por favor Roxana.
— Esta bien, Ramiro, pero después de eso te tomaras un calmante y a dormir… ¿de acuerdo?
— Ok, — le contesta.
Ramiro entonces es conducido hasta el tercer piso donde estaba Johan o mejor dicho el verdadero Johan; todo el camino Roxana podía notar lo nervioso que estaba Ramiro, quien no dejaba de golpear sus dedos ligeramente contra el apoyabrazos de la silla de ruedas.
Al llegar al tercer piso Rápidamente se dirigen a la habitación de muchacho, al llegar al pasillo Ramiro se sorprende al ver a la madre del niño fuera de la habitación mirando a través de la ventana a su hijo, se le notaba nerviosa.
— ¿Qué pasa? — pregunta Roxana.
— No lo se, pero… acércame rápido — le dice Ramiro a Roxana bastante angustiado.
— ¿Qué ocurre señora?— pregunta Roxana.
— ¡se muere, se muere mi hijo! — responde.
— ¡no, no puede ser! — grita Ramiro.
— ¡esto es culpa de usted maldito borracho! — le grita la madre de Johan a Ramiro. — ¡usted tiene la culpa de que mi hijo este muriendo. —se acerca y le da una fuerte cachetada a Ramiro, Roxana se acerca y aleja a la señora de su esposo. — ¡el estaría bien ahora de no ser por su culpa, maldito! — se acerca a seguir mirando a través de la ventana a la habitación.
Ramiro se queda en silencio y escuchando como los médicos trataban de estabilizar a Johan dentro de la habitación mientras la madre del niño le seguía gritando todo esto acompañado de un largo ”piiiiiii” de la maquina que media los latidos del corazón.
— No te mueras, amigo — dice Ramiro en voz baja. — ¡no te puedes morir, te prometí que te llevaría con tu mamá! — grita y comienza a golpear la puerta.
Tanto la madre de Johan como Roxana se quedan sorprendidas por este acto tan raro.
— ¿Qué te pasa Ramiro? Cálmate — le dice Roxana
— ¡Johan, debes despertar amigo, no te mueras! — gritaba mientras golpeaba la puerta con toda la fuerza que podía.
Roxana trata de alejarlo pero no le era fácil hacerlo, se aferró fuertemente a la perilla y seguía gritando. Dentro los doctores y las enfermeras comenzaban a incomodarse.
Una de las enfermeras sale a ver que sucede.
—estamos en algo muy delicado aquí dentro, por favor guarden silencio, gritando no ayudan, se que están muy nerviosos pero… — dice la enfermera.
— ¡Johan! — Seguía gritando Ramiro a pesar de lo dicho por la enfermera — ¡tienes que despertar amigo! ¡Despierta!
— ¡Ramiro, por favor, ya vámonos! — Le decía Roxana, tratando de jalarlo pero este no se dejaba deteniendo la silla de ruedas.
— Le daré un calmante…— dice la enfermera al ver a Ramiro muy exaltado y casi incontrolable.
— ¡No, nada de eso! — Grita Ramiro quien cae de la silla al forcejear— ¡Johan, amigo, aquí estoy, no mueras, no soportaria verte morir nuevamente! — seguía gritando.
La madre de Johan a un lado estaba ahora mas asustada al ver la escena de Ramiro.
La enfermera y Roxana tratan de subirlo a la silla pero este seguía luchando y gritando desesperadamente.
Dentro los doctores comenzaban a rendirse en la lucha por revivir a Johan.
Entonces los médicos se detienen, uno de ellos mira su reloj. — Hora de muerte — se escucha decir el medico. Ramiro se queda en silencio un silencio que se rompe al escuchar el fuerte grito de la madre de Johan —¡¡no!!! — quien entra corriendo a la habitación empujando a las enfermeras y doctores.
Ramiro aun en el suelo pega un fuerte grito de desesperación — ¡¡nooooo!! — Roxana al ver el rostro de dolor de su esposo solo opta por acercarse y abrazarlo en un intento por tranquilizarlo.
—Ramiro…pero…dios mío… —solo decía mientras lo abrazaba.
— ¡se murió! —Dice abrazando fuertemente a Roxana, — ¿Por qué nunca puedo cumplir mis jodidas promesas…? —dice mientras comenzaba a llorar desesperadamente.
Dentro de la habitación
— ¡hijo, no te vallas! —gritaba la madre de Johan mientras se aferraba al cuerpo de su hijo.
— Lo sentimos, Sra. — dice uno de los médicos mientras apaga se disponía a Apagar el electrocardiógrafo.
Entonces se oye un sonido— “Pip” — Esto sorprende a todos los ahí presentes — esto es normal — menciona el doctor — a veces solo son reflejos… —dice mirando al niño.
De repente un nuevo sonido — “Pip…Pip, Pip, pip” — no puede ser…— dice uno de los médicos al ver al niño moverse.
— Mamá…—
— ¡¿hijo?! —grita la madre de Johan al verlo despertar y escucharlo hablar.
— mamá…tuve… una pesadilla. — le dice esforzándose por hablar
— ¡Hijo…. Esto es un milagro! — dice la señoran desbaratándose en lagrimas esta ves de alegría.
Los doctores a su alrededor no lo podían creer, se quedaron paralizados mirando la escena.¡
— ¡Mami…— se esforzaba por hablar el niño —… escuche la voz del Sr… Sr. Ramiro…— la señora lo ve sorprendido —…¿esta por aquí? —pregunta.
La madre de Johan solo lo ve sorprendida, no podía creer lo que oía decir a su niño.
— ¿esta, cierto?... me dijo que me traería contigo de nuevo…lo logró… lo escuche llamarme… yo, yo lo escuche llamarme.
— Pero… ¿tu como…? — No podía creer lo que decía el niño, miraba a su alrededor a las enfermeras y a los médicos pero las miradas revotaban entre ellos y nadie entendía nada.
Mientras Ramiro era llevado por Roxana al ascensor.
— Esa inyección que te puso la enfermera te hará dormir, Amor, podrás descansar tranquilo… — le decía a Ramiro algo aturdido.
— ¡Sra., Quiroz! — se escucha. Roxana gira.
Era la madre de Johan quien corría donde ella. Roxana pudo notar en ella una expresión de alegría que la confundió y sorprendió mucho.
— ¿si? — le dice colocándose entre ella y la silla de ruedas.
— ¡Esta vivo, mi hijo, esta vivo! — le dice muy emocionada.
— ¿esta hablando en serio? Pero lo vimos… lo vimos morir… — le dice Con una expresión de sorpresa.
— Si, pero… no se como regresó… y lo mas extraño es que esta llamando a su esposo….
— ¿Qué? ¿A Ramiro? —
— SI, el… no se como, pero… creo que escucho a su esposo llamarlo o algo así y…. ay dios, es tan raro todo esto, pero el quiere verlo, ¿podría llevarlo donde mi hijo? — le pregunta.
— Si, estoy segura que…— se acerca donde Ramiro. —…que el…
Lamentablemente Ramiro había cedido a los sedantes, estaba profundamente dormido.
— Esta dormido… pero cuando despierte se llevara una gran sorpresa. — dice Roxana mirando a la madre de Johan.
FIN
Lunes, 07 de Febrero de 2011
Franckpalaciosgrimaldo09 de febrero de 2011

4 Comentarios

  • Norah

    pero cuando despierte se llevara una gran sorpresa. —excelente final.Beso.

    09/02/11 06:02

  • Norah

    pero cuando despierte se llevara una gran sorpresa. —excelente final.Beso.

    09/02/11 06:02

  • Norah

    Bien, veo que no solo publicas sino que ademas comentas...te estas socializando haha.

    14/02/11 08:02

  • Norah

    Bien, veo que no solo publicas sino que ademas comentas...te estas socializando haha.

    14/02/11 08:02

Más de Franckpalaciosgrimaldo

Chat