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11 Historias Capitulo 7: En Los Ojos de Eva (parte 1)

Ante los ojos de Eva lo que para algunos podía ser algo horrible, una aberración sin nombre, una falta a la moral y quizás algo inapropiado, para Eva era algo tan dulce que quizás pocos entenderían como ella, a sus 6 años quizás aun no comprendía bien, pero si algo debía comprender es que una persona no debe ser juzgada por como se viste o por como se ve o pretende ser, debe ser juzgada por las cosas que hace a través de su vida. Eva comprendió eso y es feliz, ante los ojos de Eva un travesti es su amada madre.

Federico nació en el corazón de una familia adinerada, siempre fue criado con educación, respeto y enseñándole los buenos gustos y la moral, es el ultimo de 5 hermana, lo que lo hizo algo engreído ya que sus mayores hermanas lo trataban con mucho amor, su padre, un adinerado hombre de negocios siempre fue un buen padre con el, le enseño a defenderse, a respetar a as damas y a ser trabajador, como era de suponer el hecho de que Federico sea su único barón lo hacia, quizás, tener con el cierta preferencia ante sus otras hijas, ya que este ultimo se encargaría de que su apellido se extendiera una nueva generación más.

Al ir creciendo Federico, Federico, quien jamás había dado muestras de algo extraño en su comportamiento recatado y elegante, comenzó a sentir que era algo diferente a lo que su sexo debería obedecer, a los 14 años Federico comenzaba a sentir por los jovencitos de su edad lo que aparentemente y correctamente debería sentir por las jovencitas, el se sentía fuertemente atraído por los chicos.

Al escuchar siempre que eso era una cosa extraña y mal vista, esto lo había escuchado de su madre los sábados que paseaban por las avenidas de la ciudad en busca de nuevas tiendas de ropa o cuando iban a alguna obra teatral donde tenían la mala suerte de toparse con un indeseable homosexual que bailaba, o cuando su padre criticaba a el hijo mayor del señor Gutiérrez, quien había viajado a Europa para convertirse en un prestigioso bailarín de balette, lo a los ojos de su padre era una tremenda vergüenza. El señor Salazar, padre de Federico tenía para su hijo planeado convertirlo en un prestigioso abogado de la gran ciudad, casarlo con la hija de algún compañero de su trabajo en la industria exportadora.

Lamentablemente el buen Federico tenia otro destino, el pequeño algo temeroso y confundido durante años trato de confrontar esos sentimientos extraños, hablaba poco con los niños, ya que al acercárseles no podía evitar sentirse curioso, trataba de juntarse con niñas, mucho, solo jugaba con ellas, paseaba con ellas, lo que a los ojos de su familia era visto como que el jovencito Federico era todo un romántico y un galán de primera, ignorando que el pequeño luchaba contra sus impulsos y lo peor, su comportamiento de vio se fue modificando al compartir tantas horas con jovencitas que solo hablaban de moda, chicos guapos, música y ocasionalmente princesas y castillos.

Su popularidad fue en crecimiento, entre las chicas, cuando este fue creciendo, dado que a diferencia a los demás muchachos, el podía mantener una charla con una dama casi de igual, era bueno escuchando y compartiendo sentimientos, algo que difícilmente un muchacho hacia, Federico era poseedor de muchas amigas, las cuales sabían su condición y le prometieron no decir absolutamente nada, y es que no era difícil luego de cruzar unas cuantas frases con el, encontrar alguna pose o característica femenina, primero ligada a su elegancia, pero después de un tiempo se convertía en una característica reconocible de alguien de poca masculinidad, pero que por respeto nadie mencionaba o le hacia énfasis, después de todo era su vida y mencionar eso podría significar un grabe insulto.

En el ultimo año de la educación secundaria, en el prestigioso colegio Santo Domingo de la Rua y Trell, Llegó de otra ciudad un joven que rápidamente se hizo popular ante las jovencitas y poco popular entre los jovencitos, ya que este chico, un año mayor por haber perdido un año escolar en su anterior ciudad, era dueño de un exquisito porte y talante, no era muy inteligente, pero lo compensaba siendo dueño de facciones bellas que cautivaron a todas las jovencitas de hormonas alborotadas de la escuela, la mayoría de chicas durante los primeros semestres de la escuela, los chicos no le prestaban atención, a excepción de Federico obviamente y las jovencitas que no perdían oportunidad de invitarlo a casa a estudiar o a pasear por ahí, amables invitaciones que Ricardo Zepeda, como se llamaba el joven, rechazaba con la misma amabilidad con la que era invitado, los demás chicos no lo invitaban a los partidos de futbol de las tardes, o a la playa, o a pescar, cosas que hacían muchas veces a la semana, y que incluso Federico había hecho con sus compañeros.

Al ser Federico el único chico que se acercaba a el, siendo muy amable, Ricardo no tenia inconveniente alguno de prestarle su atención, acompañarlo a la salida de la escuela, ay que el camino a sus casas seguía por la misma avenida, aunque después de bifurcaba uno a la derecha y el otro a la izquierda, Federico muchas veces por esto haia sido victima de regaños al llegar tarde a casa, dado que tenia la orden de venir en el transporte, pero este por seguir a Ricardo obviaba esa orden.

La amistad entre Ricardo y Federico se hizo más fuerte, ya que al avanzar los semestres parecía que los demás muchachos celosos del atractivo de Ricardo, no terminaban de sentirle algo de recelo y rencor, ya que las chicas seguían atraídas pro el y a los demás poco caso les hacían, por lo que decidieron entonces jugarle una mala pasada que seguramente acabaría con sus altanerías, ya que cuando estos muchachos de su salón, intentaban hacerle caso e invitarlo a jugar futbol, resultaba que este no podía ir con ellos, algo que esos jóvenes tomaban como un insulto y altanería.

El plan era simple, todos en el aula sabían que Federico tenía inclinaciones extrañas, pero jamás habían hecho burla dada la posición de las familias y que si alguien se atrevía a jugar con el honor de Federico y llegaba esto a oídos de sus padres podrían terminar en una escuela militar, o azotados por irrespetuosos, ya que en esa escuela se enseñaba los valores y el respeto, pero decidieron esta ves jugar con la honra de Federico y la del joven Ricardo.

Entonces se comenzó a correr por todo el colegio el chisme de que Federico y Ricardo jugaban secretamente y en sus reuniones de estudios los jueves y los sábados a las 5 de la tarde a ser lo noviecitos. Algo que remeció en todo el colegio y produjo habladurías, cuchicheos a espaldas y que vieran la amistad de Federico y Ricardo cada vez más extraña.

Un manotazo amistoso, un abrazo fraternal, unas risas cómplices y juguetonas en la hora de almuerzo o en el receso, hacían que todos quienes los veían pensaran que el chisme era cierto, no era un secreto que Federico era afeminado, pero sobre Ricardo nadie tenia una sola sospecha más allá del chisme malvadamente sembrado. Esto provoco que las jovencitas desconfiaran de Ricardo y vieran mal a Federico, culpándolo quizás de arrebatarles un posible novio a cualquiera de ellas, las amistades de Federico poco a poco se le fueron, las chicas que antes le preguntaban sobre el y si gustaba de alguna de las chicas del salón ahora ya no lo invitaban a tomar el te o a pasear por los parques de la ciudad, ahora simplemente parecía que no lo querían cerca y lo veían como un rival. Ricardo también comenzó a notar algo extraño, como que las chicas lo veían extrañadas, inquisidoras, algo que comenzaba a incomodar.

Lamentablemente este chisme llego a oídos de alguna madre que rápidamente corrió donde el director, un hombre recto y que cuidaba las apariencias de la escuela mucho más que la suya, cuando el rumor de arrumacos entre 2 alumnos del mismo sexo llegó a su oídos no tardo en llamar a los padres de ambos chicos y ponerlos al tanto.

Al se comunicados de esto los padre s de ambos muchachos asistieron sabiendo a penas que sus hijos estaban envueltos en comportamientos inadecuados, como la carta comunicaba a los padres.

El padre de Ricardo un valiente marinero no pudo asistir, por lo que fue la abuela de este joven quien asistió en representación, ya que era la única familia que le quedaba aparte de su buen padre. Por parte de Federico, su padre y madre asistieron, dado que hubieran imaginado de todo, menos una llamada de atención por parte de la directiva del colegio.

Mientras los padres y apoderados de los jóvenes hablaban con el director, Federico y Ricardo se encontraban fuera de la oficina, en el vestíbulo de la dirección, sentados en una banca muy preocupados, ignoraban la razón por la cual habían sido reportados.

En algunas ocasiones Ricardo se acercaba a la puerta para tratar de oír algo, aprovechando la distracción de la recepcionista, solo escuchó algunos llantos, ignoraba si eran de su abuela, o de la madre de Federico, como sea, sospecho que algo extraño estaba sucediendo.

— ¿Qué crees que esta pasando ahí dentro, Federico?— pregunto el joven Ricardo a su buen amigo, tratado de que este le calmara un poco los nervios de estar en la dirección a punto quizás de ser colgados pro algo que ignoraban.

— Pues… la verdad ignoro que pueda estar sucediendo ahí dentro, mamá y papá me dijeron que seguramente me habían confundido y que es todo un error, no te preocupes, todo saldrá bien— responde dibujándole una sonrisa a su compañero que lo hace por el momento sentirse bien.

Pero la realidad era que no todo andaba bien, el padre de Federico no había tomado para nada con suavidad la noticia de que su único varón era un RARO y que gustaba de la compañía masculina. Claro que en la reunión con el director se mantuvo cuerdo, ecuánime y muy recatado, no levanto la vos ni parecía enfurecer, solo su esposa pareció sentirse insultada y lloro unos instantes, a diferencia de la abuela de Ricardo quien e mostro a favor de as diferencias y que debían de hablar con los muchachos y guiarlos, más no castigarlos, que era lo que sugería la forma de expresarse del director, quien fue claro al decir que si esta actitud continuaba, se vería obligado a expulsar a los muchachos por indecencias.

El padre de Federico, lleno de furia que trataba de disimular con gran respeto y decencia opto por hacer lo más inteligentemente posible en su forma de verlo, sao a su hijo del colegio inmediatamente.

Esa tarde cuando Federico llego a casa muy asustado a decir verdad, su madre le comunica con una mirada de decepción que su padre lo esperaba en la biblioteca de la casa, Esto enfría a Federico pues si bien su padre era dueño de un gran amor por el, era también muy estricto y ya antes había sido testigo de la rabia con la que este castiga cuando algo no le gusta, mayor ejemplo es que la mayor de sus hijas jamás regreso a casa cuando esta Salió embarazada a los 17 años de un Joven de escasos recursos del, su hermana mayor vivía en Inglaterra ahora, en la casa de una prima de su padre quien no deseaba ver a hija, según su propias palabras hasta que este muera, y había sido testigo también el jovencito de los latigazos que recibió su hermana cuando este se entero del embazara y antes de hacerla viajar, así que sabia que no recibiría buenas noticias.

— Pensaba que esa forma tuya de actuar, tú elegancia y amistades en su mayoría jovencitas se debía a tu talante, — comenzó el señor Gutiérrez sin esperar si quiera que el joven lo salude—, a tu rostro agraciado, mirada alegre. Jamás pensé que obedecería a que eras un maldito Homosexual. — le dice con frialdad y rabia en la voz, casi tanta rabia como desprecio.

El joven quedó helado, no sabia que contestar. Solo bajo la cabeza sin decir palabra alguna, en su cabeza pasaban miles de cosas, tratando de explicarse que ocurría ¿Por qué su padre decía eso? ¿Como lo habría deducido o por que ahora se lo encaraba?

— No diré que no tenia mis sospechas…— continuo su padre sentado tras su escritorio jugando con un lápiz que traía—… pero a decir verdad me negaba a verlas, verte rodeado de chicas, riendo, muchas veces tocándolas, me hacia pensar que eran ideas de un sujeto viejo que no recordaba su años de juventud, pero luego me venias con gestos que e recordaban a tus hermana mayores, era raro, tus gustos, tus juegos, tus malditas manías, ahora esta claro; nunca juegas futbol, no te ensucias, no corres bruscamente, no te enfadas, no peleas, no… no enfrentas a nadie, me sorprendería más bien que esto no fuera una realdad, hijo.

— Papá yo…— Su padre no le deja continuar.

— Cuando el director nos escribió para informarnos de actos de comportamiento indebido de tu parte pensé: seguramente este hijo mío eso a alguna jovencita que fue a quejarse, le levanto las faldas a una compañera, o lo encontraron con una alumna en la azotea del colegio en arrumacos, no me enfadaría eso, aplaudiría esa actitud— dibuja una sonrisa momentánea— pereque me llamen para informarme que mi maldito hijo esta en arrumacos… con un compañero… eso es asqueroso y una total falta de respeto…— Federico se quedó más frio aun, levantó la mirada a su padre quien lo veía con una expresión similar a estar viendo un gato muerto, inflamado por sus propios gases, su padre continuó—… no solo a la escuela, si no a toda tu familia— el señor se pudo de pie y avanzo lentamente hacia su hijo.

— Papá, yo… te juro que…— Federico trata de excusarse, de decirle a su padre que todo es una confusión, que el no tiene más que una amistad con Ricardo, a quien rápidamente ligó con la reunión en la dirección, pero su padre lo calla de una bofetada tan fuerte que lo hace chocar con las puertas de la biblioteca tras el.

— ¡jamás pensé que tu me hicieras ser victima de una vergüenza tan grande como la que sentí hoy, Federico!— le dice con fuerza y una mirada de rabia.

Federico quien se tomaba el rostro y hacia gesto de querer llorar no se atrevía a hacerlo, sabia que si lloraba solo confirmaría a su padre que no era el hombre que el pensaba, aunque las lagrimas se asomaban casi sin control por sus ojos.

— ¡me avergüenzas! — le dice con voz alta— ¡me das… me das tanta lastima, un joven guapo, de buena familia, comportándose así!— levanta su mano y le da una nueva bofetada a su hijo, haciéndolo golear nuevamente las puertas tras este.—¡pero no creas que esto termina aquí,— se quita el cinturón de sus pantalones— ¡ningún hijo mío será un homosexual, aunque tenga que arreglarte a golpes, te arreglo por que te arreglo!— le grita y comienza a azotar a su hijo durante varios minutos sin importarle los desesperados gritos que daba este y sus ruegos pro que se detenga. Gritos que se escuchaban por toda la casa haciendo sentir gran pena a sus hermana mayores que se encontraban en sus cuartos y lloraban por su menor hermano, ellas en algún momento habían sentido esos azotes por A o B razones, y sabían que su podre hermano no la estaba pasando bien, su madre en cambio ni se inmutaba y parecía disfrutar que su esposo golpeara a su hijo, a quien esta mañana solamente había besado preocupada pro que regrese sano y salvo de la escuela.

Casi 15 minutos después de azotes sin descanso, su padre cesa.

— ¡ya no asistirás más a ese colegio, no saldrás de casa tampoco, te quedaras encerrado hasta el inicio del siguiente año escolar, y lo comenzaras en a escuela militar de San Fermín en las afueras, ahí te arreglaras— le dice colocándose la correa nuevamente.

Federico lloraba desconsoladamente en el piso, con el cuerpo lleno de dolor y la piel ardiéndole, solo lloraba y lamentaba su suerte y se odiaba, no era capaz de odiar a su padre solo se odiaba a si mismo.

Después de ese día, jamás volvió a ver a Ricardo, no supo que fue de el, si continuo en la escuela, si se fue para evitar las habladurías, como su castigo lo exigía se quedó en casa, ayudando a su padre en el taller tras la casa, un taller donde el trabajaba la madera ya que le encantaba hacer mueles en sus tiempos libres, limpiaba los jardines, los inodoros, hacia algunas cuentas numéricas y trabajos varios. Al finalizar el año luego de las fiestas navideñas y las de año nuevo, Federico preparo sus cosas y se fue de casa en dirección a la escuela Militar donde terminaría su último año escolar.

Federico trato en lo posible de conllevar la situación, fue un año difícil, ahora con 18 años tubo que pasar burlas, humillaciones, golpes, por consejos del padre de este, el Coronel a cargo del grupo donde estaba su hijo, le exigía mucho mas que a los demás, siendo este el más pequeño y delgaducho de todos los demás, a pesar de ser un año mayor, en sus ratos libres se dedicaba a escribirle cartas a sus hermanas, quienes lamentaban su suerte, y esperaban su pronto regreso al hogar, le fue difícil hacer amigos ese año, prácticamente nadie se le acercaba, y si se le acercaban era solo para insultarlo y golpearlo, lo que lo hizo tomar una decisión dura, la de no dejarse pisotear jamás, entonces decidió que a pesar de que lo maltrataran este enfrentaría todo lo que se le pusiera delante, desde ese momento, cuando alguien trataba de burlarse o atacarlo o hacerlo sentir menos, este reaccionaba con una gran furia, si importar quien fuera, haciendo que los compañeros lo respetaran a los pocos meses de demostrar fuerza y masculinidad, los insultos cesaron y poco a poco Federico fue uniéndose al grupo como uno más, aunque en su corazón, seguía siendo el mimo muchacho que odiaba la violencia y gustaba del recato y las delicadezas, sabia que eso ahí significaría muerte.

Finalmente Federico se gradúa de la secundaria, al regresar a casa su padre lo nota diferente, más varonil, había ganado algo de musculatura y talla este ultimo año, casi habían olvidado lo ocurrido un año atrás, su padre inteligentemente se encargo de que nadie se lo recordara jamás, en los meses siguientes Federico comunico la noticia de haber recibido la aceptación de la universidad más prestigiosa de Inglaterra y que en menos de 3 meses comenzaría sus estudios en leyes, la noticia alegro a todos, Federico estudiaría lo que sus padres deseaban y estaría cerca a su hermana mayor, aunque a sus padre eso no les intereso en lo más mínimo.

La misma tía que albergaba a su hermana mayor albergó a Federico durante los 5 años que duraron sus estudios universitarios, en los cuales Federico trató de hacer frente a sus sentimientos y mantenerse fuera de dificultades y de escándalos que pudieran provocarle alguna llamada de atención, durante los años en Inglaterra incluso tubo 2 noviazgos largos que llenaron de orgullo a su familia que en varias en las 2 ocasiones se crearon esperanzas de un matrimonio, pero que al final no sucedió.

Federico Jamás dejo de sentir esos sentimientos de atracción hacia los hombres, siempre se sintió muy atraído y curioso, experimento el sexo con mujeres, algo que si bien le parecía agradable, no lo llenaba completamente, lo que fue la causa de sus fracasos como novio, el ultimo año de la universidad por fin llegó, estaba a punto de graduarse con honores, no había maestro que no aplaudiera su calidad de alumno y futuro abogado de prestigio, un año tranquilo en el que Federico se dedicó solamente a estudiar y a obtener las mejores calificaciones, algo que logro, ya que se graduó como el mejor alumno de la clase.

El día de la graduación, a la cual no pudo asistir su hermana, ya que su padre amenazó con que si esta hacia acto de presencia el no pondría un pie en la sala de recepciones donde se efectuaría la graduación y posterior fiesta. Esto fue algo que se esperaba y la hermana de Federico aceptó no asistir y quedarse en casa, donde felicito muy emotivamente a su adorado hermano menos quienes n estos 5 años se había acercado mucho a el tanto que ella estaba al tanto de sus particulares gustos, y muchas veces fue la almohada donde el lloraba lamentando su destino de ocultar sus sentimientos y forma de ser para no ser juzgado por eso. Federico nsistio en ocaciones varias que su padre cambie de opinión y perdone a su hermana, pero este, un hombre duro de corazón el cual no se ablandaba ni por los años, se negó rotundamente, no dejando mas opción a Federico que cesar en sus ruegos.

Al final se graduó con honores, se había convertido en el orgullo de la familia, el segundo abogado de esta, y el más prestigioso seguramente aseguraban los maestros de la universidad. El padre de Federico le dio ese mismo día una noticia que a Federico no le causo mucha alegría, peor que tubo que tomar como si así fuera, el señor Gutiérrez, su padre le había conseguido empleo en un prestigioso bufete de abogados donde un amigo de el era vicepresidente, esto le abría una posibilidad de regresar a casa y compartir nuevamente con su familia que lo extrañaba, Federico al ver el rostro lleno de orgullo de su padre no tubo más que aceptar, dados también los elogios y esperanzas de que se una a Germán C. O Abogados, como la carta que el vicepresidente le había enviado expresando la alegría que sentía al pensar que un joven tan inteligente y con un futuro tan prometedor se una a ellos.

3 meses más tarde con papeles firmados y todo Federico debía regresar a Casa ara comenzar su trabajo en el bufete, la despedida de su adorada tía, su amada hermana y su querido sobrinito de ahora 7 años fue mas que dolorosa, pero prometió regresar cada año para visitarlas y compartir.

Federico comienza a trabajar en el bufete ese mismo año, posicionándose fácilmente entre los primeros puestos, ascendiendo a casos cada ves mas importantes y de relevancia política y social, sus casos eran espectáculos teatrales magníficos, los juicios en los que participaba llamaba la atención de la prensa, incluso de la prensa extranjera, su padre estaba orgulloso, todos los que lo veían en las calles en el trabajo lo felicitaban por su honorable y prestigioso hijo, el señor Gutiérrez se bañaba en el orgullo.

Un día como cualquier otro luego de terminar un caso difícil Federico recibe uno nuevo en su oficina.

— Señor Gutiérrez, buenos días— la secretaria de Federico ingresa con unos documentos en las manos y con una enorme sonrisa de oreja a oreja se acerca al escritorio donde este trabajaba, no era secreto que muchas secretarias del edificio veía al buen Federico como un posible marido al saberlo soltero adinerado y muy guapo, los años y el cuidado secreto obviamente que este le daba a su cutis, apariencia y demás, le habían dado un buen porte y apariencia joven a pesar de que el trabajo le restaba horas de sueño y le daba en ocasiones mucho estrés, Federico ahora de 28 años era mucho más atractivo que cuando era un jovencito, y a pesar de seguir siendo un hombre delgaducho y de facciones femeninas, provocaba en las mujeres algo irresistible— estos casos fueron derivados para usted y este de aquí— separa un sobre —es un caso que le envía el Señor Pantoja, — Un abogado serio que al igual que Federico era reconocido y en muchas vacaciones en las que ha tenido exceso de labor a contado con su buen amigo Federico. —Dice que le des prioridad, ya que es de suma importancia

— Ok, gracias, Mirna, — le dice y toma los sobres— Me hare cargo de inmediato. — le sonríe y asienta invitándola a salir.

Federico revisa los sobres uno a uno, la mayoría era de embargos, juicios por lesa humanidad, demandas jurídicas y difamaciones, se le venían trabajos duros este mes, entonces coge el que su amigo le había pedido diera mayor prioridad, y es lo que haría sin duda.

Al abrir el sobre descubre algo que le llama mucho la atención y sorprende mucho.

— Ricardo Salazar…— lee en el nombre del cliente.

Inmediatamente regresaron a su mente los recuerdos de su adolescencia y mal entendido al que se vieron mesclados el y el joven que ahora estaba aparentemente en líos, Federico se levanta de su asiento muy sorprendido, hacia años que no sabia nada de el, no se imaginaba que lo encontraría así de repente, camino unos minutos alrededor de su oficina, tratando de pesar que hacer ¿tomar el caso cual fuera que fuese este? No los había, finalmente decide acercarse al sobre y leer los detalles del caso.

Resultaba que Ricardo estaba entablando un juicio para obtener la patria potestad de su hija de 1 año nacida, después de que su madre falleciera en un accidente, la menos estaba a cargo de los abuelos quienes tienen pensado viajar fuera del país y arrebatare a Ricardo a su menos hija.

Federico no sabia que hacer, sentía mucha vergüenza de verlo nuevamente, peor a la vez era un caso que le parecía muy atractivo, su instinto luego de leer los pormenores le decían que ganarlo seria pan comido.

Esa noche luego de mucho pensarlo y de meditar las circunstancias, decidió que a la mañana siguiente muy temprano se pondría en contacto con su viejo compañero de escuela para arreglar los pormenores del caso.

Federico llamó a Ricardo, se presentó como el señor Gutiérrez, lo que no le dijo mucho a Ricardo, ya que habían pasado muchos años y muchas personas, un apellido no era nada, acordaron reunirse a las 11 del día en una cafetería frente al edificio Maguiña, un edificio de oficinas en el centro, Federico asistió muy nervioso, el había en su juventud sentido gran aprecio y amistad por ese joven, es más se había ganado un lugar en su corazón, y sus sentimientos, seria mentirse a si mismo decir que no llego a sentir pro el una gran atracción y ansias de no separarse nunca, durante los primeros mese de separación, Federico había llorad en su cama pensando en su buen amigo, había derramado lagrimas de dolor y amor por el, recordarlo ahora le causaba vergüenza, pero no podía negarlo.

Cuando entro a la cafetería con su terno elegante de color plomo, sus zapatos brillosos y peinado perfecto pero modero, atrajo la mirada de más de una dama, pero poco e intereso, a decir verdad se había arreglado así por el encuentro con su viejo amigo, que pensó no lo reconocería, Miro sobre las cabezas y las mesas buscado a Ricardo, entonces en la meza del final, a la derecha, cerca a las ventanas estaba ese joven que le causaba tantos acuerdos y sentimientos casi olvidados.

A penas lo vio, de traje, con el cabello algo crecido pero bien peinado, con una expresión seria, igual a la que recordaba y le gustaba, vestido con un traje hasta donde alcanzaba a ver, de color negro, elegante, taciturno, mirando a través d el ventana, con la mirada perdida, metido en sus pensamientos.

Sin perder tiempo Federico sale de su ensimismamiento y avanza hacia su cliente, mientras avanzaba las piernas le temblaban ligeramente, entonces se detiene frente a el.

— Buenos días… ¿señor Salazar?— le saluda y pregunta.

Ricardo voltea a mirada hacia el contesta poniéndose de pie:

— Si, buenos días. Yo…— entonces al mirarlo se queda en silencio unos segundos, hace u gesto como extrañado y seguido de esto una sonrisa amigable:

— ¿Tu… tu eres Federico Gutiérrez?— le pregunta.— ¿de la secundaria, no es así?

Federico no puede evitar sonrojarse levemente y contestar lo más normal posible.

— Si… he… tú… — intenta sonreír mientras extiende su mano para saludarlo— no estaba seguro de que fueras tu, yo… han pasado años. — sonríe aun algo sonrojado.

Ambos toman asiento y Ricardo toma la palabra.

— Han pasado cerca de 12 años, amigo, vaya…— lo mira fijamente y con gran análisis—… estas igual, no has cambiado absolutamente nada. — le dice sonriente.

— Pues… tu estas muy bien, te veo…—intentaba dejar de lados su sentimientos y decirle lo guapo que estaba—…genial, esa barba… esa barba… vaya siempre quise una barba así— no mentía, Federico siempre quiso dejarse una barba que lo hiciera ves mas varonil, lamentablemente había salido a su madre y no a su padre, un hombre bastante velludo. — casi no te reconozco.

— Pues tu estas igual, amigo… ¿quien diría que te encontraría aquí...? Es increíble…— se queda en silencio unos segundos y continua. — jamás me pude despedir de ti, es algo que llameante mucho.

Federico se sonroja nuevamente y se queda en silencio, no podría articular las palabras que quería decir, Ricardo continuó.

— No supe nada de ti, no supe si regresaste a la escuela.

— Yo tampoco supe si tú regresaste, mi padre…— dijo Federico—… me saco de la escuela me cambio… por lo que dices tampoco regresaste.

Ricardo entonces le cuenta al buen Federico el resto de su vida desde el día de la reunión en la dirección. Le cuenta que su abuela ahora ya fallecida había decidido que lo mejor y para evitar posibles burlas, que se cambiara de escuela y terminara el resto en otra escuela de paga donde una amiga de ella era rectora, así que a la semana siguiente fue cambiado de escuela donde pudo terminar sin dificultad alguna.

Al terminar la secundaria con algo de esfuerzo logró ingresar a la universidad debe la ciudad, donde contra el deseo de su padre quien lo quería ver convertido en marinero mercante como el, este estudió arquitectura terminando la carrera a los pocos años con buenas calificaciones, un año después de graduarse su amada abuela falleció a causa de una pulmonía que se le complicó, pero logro verlo convertido en un buen hombre con un futuro asegurado.

Conoció poco después cuando trabajaba para una constructora muy conocida a una mujer muy linda quien lo cautivo con su encanto y belleza, al escuchare esto Federico no pudo sentir algo de celo aunque siguió escachando calmadamente y muy interesado, a los pocos años decidieron casarse, aunque su familia claramente no aceptaba eso dado que Ricardo nunca les calló bien por alguna razón que no valía la pena explicar, contra pronostico se casó y tubo al años solamente una bebé.

— Eva, ella quiso que se llame Eva, siempre le gusto ese nombre.— le dijo Ricardo a Federico quien loe escuchaba embelesado.

— Es un lindo nombre. — responde.

Ricardo continuo narrando la historia.



Continuara...
Franckpalaciosgrimaldo15 de junio de 2011

4 Comentarios

  • Indigo

    Tu narración es admirable, manejas la descripción de los personajes con destreza y no te pierdes en divagaciones, vas a lo puntual sin adornos. Las escenas y lugares es posible vislumbrarlos sin dificultad alguna.
    Me parece un escrito excelente.
    Mi aplauso Franc. Saludos.-

    17/06/11 04:06

  • Norah

    Frank, ves que solo era cuestión de tiempo, como me alegro, beso.

    17/06/11 08:06

  • Norah

    Frank, ves que solo era cuestión de tiempo, como me alegro, beso.

    17/06/11 08:06

  • Norah

    Frank, ves que solo era cuestión de tiempo, como me alegro, beso.

    17/06/11 08:06

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