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El Vuelo de la Mariposa

He llegado a la conclusión, de que tras todo lo que he vivido, sentido, odiado, amado, llorado y reído, soy justo lo que quiero ser, lo que soñé ser, lo que anhelé y soñé por mucho tiempo. Aún me queda tanto por crecer, aprender y madurar, pues, ¿Qué más puedo esperar?, si la vida nunca se detiene, somos nosotros quienes lo hacemos, pero ella sigue su curso, y es nuestra decisión avanzar o detenernos. Hay tanto por descubrir, incluso después de la muerte nuestro crecimiento espiritual y la consolidación de nuestra experiencia de vida no acaba, de ahí se dice que jamás terminamos de aprender. A veces me siento viviendo en un sueño, un sueño del que nunca quisiera despertar, pues es tan hermoso lo que puede sentir mi corazón a través de la mirada infinita de mis ojos, los mismos ojos que se abrieron por primera vez un treinta y uno de marzo del año mil novecientos noventa y cinco, aproximadamente a las 1 de la madrugada, esos ojos que nunca volvieron a cerrarse, sino hasta hoy, y hoy se siente distinto, es como si esos ojos café Chocolate volvieran a ver por primera vez, volvieran a amar como el primer día, a amar cada segundo de su vida, cada instante, cada imagen, cada destello de luz que entra por la ventana en la aurora de un relente día de verano. Nunca antes amé tanto un verano como hoy, y es que siento que nunca viví tal como lo soñaba, pues me escondía tras la vergüenza y el pánico al ridículo, el miedo a la burla, la poca autoestima y amor propio. y HOY, por hoy, ¿Por qué ya no he de amarme?, Una pregunta tan simple pero tan compleja a la vez, y es que aún no sé que responder, aún no entiendo porque mi frágil mente me niega la posibilidad de amarme, si soy justamente lo que soñé, tal vez es mi cabeza, tal vez mi corazón, pero mi convicción más grande, es que aún me quedan muchas oportunidades de confiar en quien soy, de amar a la crisálida, que diecinueve años después se convirtió en una mariposa, una bella y resplandeciente mariposa, que vuela libre por el cielo, mientras el aire húmedo seca con fuerza esas lágrimas que caen por sus mejillas, esas últimas lágrimas de alegría y de amor, de pena y amargura, de dolor y vergüenza, finalmente de orgullo. Superar barreras te hace más fuerte, te hace más grande, te hace más madura, pero tras el túnel de emociones, está esa gran sonrisa que creí haber perdido, pero que hoy puedo decir con pasión, amor y una inmensa e inconmensurable felicidad que la he recuperado, y la he recuperada para jamás nunca, dejarla ir.
Gabi.franc29 de septiembre de 2016

1 Comentarios

  • Janet

    Buena conlusión, expresada claramente.
    Saludos

    29/09/16 07:09

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