11, 12, 6
No puedo con el egoismo.
Es una cosa que no es verdad,
como el 11s*
como el 11m*
como una reina reptil.
Una cosa que frie y da vuelta la naturaleza.
Es que estoy crecido.
El revuelto está lleno de vanidad,
como el 11s*
como el 11m*
-Algun@ sonríe por
esas causas donde se endurecieron tantas venas.
Un desastre. Para las creencias.
Una época excelente para los paradigmas,
para las segundas venidas,
las cuartas, las sextas.
La planta tiene que sexar. Todavía neutrales,
no le podemos creer más a los cielos que a los teléfonos.
No podés con el egoísmo,
a alguien le hablo, para que alguien me hable.
Un desastre. Una buena época para dioses de dos en dos.
Todo viene de la muerte.
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El tipo, por alguna razón, por alguna razón había entrado a la guardia del hospital en Virreyes desnudo, todo desnudo, un poco avejentado y turbio tras la madrugada, envuelto en una cortina. Sólo él y su dios conocían la circunstancia en que terminó cubierto con eso. Pero ahí estaba. Llegó a la guardia pidiendo ayuda: tenía encastrado en sí un bebe muerto, que había querido penetrar. No podía sacárselo de encima.
Apenas atinó a revelarlo a la chica de la guardia, apenas dejar ver un borde. El uniformado al costado ni siquiera dudó la justicia también impuesta sobre él, sobre todas las cabezas, sobre los ojos de quienes también esperaban que atendieran sus urgencias particulares, más triviales, más *normales*. No atinó a ningún ojo. Se echó para atrás y le reventó la cabeza al tipo de un par de tiros, encharcando todo el cuarto blancuzco en una situación de lo más muda. ¿Qué otra cosa podía hacer? ¿Qué otra cosa pudo pensar? ¿Pensó...? ¿Qué justicia iba a contemplar lo objetivo, cuál posee ese raciocinio supernatural, todopoderoso, contemplativo? Nadie, nada, no.
Tampoco pudieron juzgar al oficial, me parece que está en un psiquiátrico.
Me parece que los días son noches.
Lo leí en el diario.
