Digamos algo cierto.
Nunca fuimos nada.
Digamos algo volátil:
no digamos nada.
Nunca, nunca
encontré quien disfrutara el silencio
casi tanto como gritar.
Que enmende con caras
un cierto desamor por la suya.
Nunca como yo. No.
Digamos algo cierto:
siempre me encuentro ebrio. Es pesado como los mares
donde te quiero llevar.
Hubo uno,
alguno, indefinible,
del que no pude salir respirando más.
Y todo lo hondo como otro camino hasta lo libre.
Y todo eso que sudo pensando en un solo momento.
Todos esos cigarrillos como extensión y molestia.
Y una barca. ¿Cuál, cuál, dónde? ¿Estás? No.
Nunca, nunca encontré quien disfrutara el silencio casi tanto como gritar... eso me dio risa aunque se que no debió darme pero si, que bonitas palabras, y aunque el titulo no lo compredia al principio lo has metido muy bien, saludos.